GRACIA DE DIOS, Esdras 7:1-6
Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote, este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.
Esdras 7:1-6
REFLEXIÓN:
De la descendencia de Aarón, Esdras supondrá una buena ayuda en los años inmediatamente posteriores a la inauguración del segundo templo, donde va a jugar un papel fundamental en el conocimiento y en la aplicación de la ley de Moisés en Jerusalén.
Escriba al que la ley de Moisés importaba la vida, de ahí su diligencia y el aval de Dios en sus labores, así como Su gracia delante de Artajerjes.
Otros hubieron como él, que agraciados delante de un rey pagano, sirvieron a Dios como elemento clave en favor del pueblo, en tiempos en que peligraba seriamente su continuidad sobre la tierra.
Tenemos de entre ellos a dos destacables, como José y Ester, cada uno con su idiosincrasia y en diferentes épocas de la historia del pueblo Hebreo.
El primero forma parte de los tiempos en que aún no se habían contaminado con la idolatría de otros pueblos, sino que habiendo sufrido grandes traiciones a lo largo de su vida, Dios siempre estuvo con él y acabó reinando en Egipto a la par de Faraón, para sustentar al pueblo salvándole de la hambruna.
José fue siempre fiel a Dios y, aún en medio de la cuna de la idolatría y sufriendo penalidades, jamás dejó de glorificar al Altísimo y de honrarlo en su diario vivir.
En cuanto a Ester, mucho más cercana en el tiempo, por cuanto su historia acontecía durante el reinado de Asuero, se armó de valor por la fe en que Dios no iba a permitir que su pueblo pereciera y, habiendo mandado a ayunar completamente a todo el pueblo por tres días, ella incluída, se presentó delante del rey sin ser llamada, acto que por ley implicaba pena de muerte. Asuero la vió agraciada, y ella pudo intervenir en favor de los judíos.
APLICACIÓN:
Ellos fueron agraciados con el favor de Dios, delante de los paganos.
Hoy día existimos muchos que somos aún más agraciados que ellos, que habiendo experimentado la gracia de Dios desde el día en que fuimos redimidos en Cristo, por la fe y en la aceptación de Él como Señor y Salvador nuestro, seguimos experimentándola día a día en el perfeccionamiento por medio del Espíritu Santo que vino a morar en nosotros.
Vasijas llenas de gracia, portadores de la luz de Cristo a las naciones, fuimos bautizados todos con el Espíritu Santo en un mismo cuerpo, el de Cristo, del cual Él es cabeza.
Y por esta misma gracia es que Pablo no se jacta en su ministerio, sino que confiesa así a los Corintios:
"Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros."
2 Corintios 1:12
Porque bien que Pablo sufrió bastas penalidades a lo largo de su labor ministerial desde que se convirtió tras el llamamiento del Señor, durante su camino a Damasco. Pero éstas jamás les impidieron sino más bien hicieron resaltar cómo Dios estaba obrando poderosamente, añadiendo gracia en cada paso que daba.
Y éste ha de ser el testimonio de nuestra conciencia como iglesia: que éramos pecadores y el Señor nos rescató dándonos una nueva vida en Cristo. Y siendo nosotros como cualquier otro desventurado Él nos adoptó e hizo morar en cada uno a Su Santo Espíritu, capacitándonos para obrar según es digno de los hijos de Dios, como luz en el mundo.
ACCIÓN:
¿Estoy dejando que la gracia de Dios se evidencie en mi vida? Esta pregunta me la debo de hacer a diario, contestarme y obrar en consecuencia.
Si he hallado gracia, que a Dios le ha placido salvarme poniéndose Él mismo, entregando al Hijo, el Señor Jesucristo, en la cruz del Calvario, por pago por mis pecados, y en Su resurrección me ha dado vida, no debo callar, debo anunciarlo para que de esta gracia se beneficien muchos.
Cierro mi refrigerio de hoy con este pasaje:
"Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer."
Juan 1:16-18
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