DE VITAL IMPORTANCIA, Esdras 9:1-2.

DE VITAL IMPORTANCIA, Esdras 9:1-2

Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.
Esdras 9:1-2

REFLEXIÓN:

Esdras, y quienes con él iban, ya habian llegado a Jerusalén y, habiendo reposado por tres días y seguidamente entregado las ofrendas y los utensilios santificados para el templo, pronto llegó la mala noticia: el pueblo se había vuelto a corromper mezclándose con los paganos y participando en sus cosas.

El templo estaba levantado, ya dejaron atrás el exilio en Babilonia, y gozaban de la libertad y el beneplácito del rey para poder vivir conforme a su identidad, como pueblo de Dios y conforme a su ley como nación de Israel.

Pero sus corazones aún andaban en las costumbres paganas que mamaron de Babilonia, como aquellos que, en su tiempo, pidieron a Aarón que les hiciera un dios mientras Moisés andaba en el monte.

Lo llamativo de todo esto no es lo poco que tardaran en irse a lo incorrecto, sino que los primeros en hacerlo fueron los que más debían guardarse en este aspecto y dar ejemplo a los demás, los cuales eran los sacerdotes y levitas.

Esto denota que no aprovecharon nada bien el tiempo durante los setenta años del exilio más las otras siete décadas que pasaron hasta que llegara Esdras.

Ellos no se molestaron en nutrirse en el conocimiento de la ley en todo este tiempo, y a pesar del templo y del tiempo transcurrido, su actuar difería en muy poco con la vida que experimentaron durante su estancia en Babilonia.

Descuidaron guardar la ley, de vital importancia para salvaguardar su identidad como nación santa.

APLICACIÓN:

La palabra de Dios escrita y recopilada en el compilado que conocemos por Biblia, es el único medio por el que Dios ha decidido plasmar Su revelación al hombre desde el inicio de los tiempos.

De modo que sin tener en cuenta la Biblia no hay manera de llegar a conocer a Dios ni la voluntad y el propósito que tiene para con el hombre.

Ya que es Su carta de presentación a la humanidad, es de vital importancia que todo hijo de Dios se instruya en ella y vaya añadiendo cada vez más conocimiento de su Creador, Redentor y dador de una nueva identidad en Él.

Porque un padre y un hijo pueden asemejarse fisícamente, pero las semejanzas en cuanto a actitud y a forma de afrontar la vida sólo se pueden adquirir por medio de una relación cotidiana, las cuales se evidencian más conforme más estrecha es la relación del hijo con su progenitor.

Este pequeño detalle de vital importancia no lo tuvieron en cuenta los fariseos y los escribas que no quisieron reconocer a Jesús como el Mesías. Pues lejos de escudriñar las Escrituras con un corazón dispuesto a obedecerlas, la manipulaban según su conveniencia, añadiéndole incluso lo que no estaba escrito por tal de satisfacer lo que a su parecer significaba ser santo y justo delante de Dios.

Pues a ellos, Jesús les dijo:

"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida."
Juan 5:39-40

Ya conocemos que estos fariseos fueron los que enviaron al Señor a la cruz del Calvario.

Pues tras Su muerte y resurrección, anduvo por cuarenta días entre los apóstoles, formándoles en la nueva etapa que les iba a tocar experimentar, una vez naciera la iglesia pasados diez días de que ascendiera el Señor a la diestra del Padre.
Es en este momento, durante la celebración del Pentecostés, que se dió un hecho insólito en el cual los apóstoles recibieron el Espíritu Santo y se dió lugar al inicio de la iglesia.

Este acontecimiento provocó que muchos de los judíos peregrinados a Jerusalén, por motivo de las fiestas, se convirtieran a Cristo. Permanecieron en Jerusalén por un tiempo, unidos y guardando con recelo la hermosa experiencia de salvación, pero la muerte de Esteban y posterior persecución a la iglesia, por parte del judaísmo, provocó que se volviera cada uno al lugar de donde vino.

Décadas después, estos creyentes judeo-cristianos tuvieron que recibir una carta con directas exhortaciones e insistencias a la dedicación del conocimiento de la fe cristiana  por cuanto aún estaban viviendo bajo el más mínimo y básico entendimiento del arrepentimiento para salvación, mientras que en lo práctico se usaban aún de las costumbres pertenecientes a su pasada manera de vivir.

"Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal."
Hebreos 5:12-14

Porque un creyente que no se nutre de la Palabra de Dios no crece en conocimiento y no madura en la práctica de su fe, en su labor como iglesia y mucho menos en forjarse en el carácter de Cristo.

ACCIÓN:

De vital importancia tomar el pasaje hoy reflexionado y aplicarlo de manera que nuestra vida se asemeje en lo menos posible a quienes no se separaron de las tierras paganas, para el lamento de Esdras.

Por mi parte, se incremente mi esfuerzo e  intencionalidad de aplicar toda enseñanza recibida por el Padre a través de Su palabra.

Y si usted, mi estimado lector y compañero de devocionales, no adquirió aún la inquietud por nutrirse de las Escrituras para el mayor conocimiento de Aquel que nos trajo de las tinieblas a la Luz admirable, anímese, marcándose aunque sea uno o dos capítulos diarios de la Biblia y tomando notas para reflexionar.

Cerraré mi reflexión con el siguiente aliciente:

"¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia;Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.Nun"
Salmos 119:103-104