DOS ENFOQUES, DOS REACCIONES, Esdras 3:11-13
Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.
Esdras 3:11-13
REFLEXIÓN:
Con salmos de gratitud a la bondad y misericordia de Dios, como no podía ser de otra manera, así iniciaban las labores en la cimentación del templo.
El punto de inflexión, desde que salieran de Babilonia por gracia de Dios y por Su acción directa sobre el corazón de Ciro el Persa, venía a sellarse con la piedra angular que marcaba la nueva etapa de Israel, y sus esperanzas puestas todas en el levantamiento de la casa de Dios por parte de Zorobabel.
Un templo. El primero para muchos, mas el segundo para los más ancianos, los que gustaron el disfrutar del imponente templo de Salomón antes de quedar reducido a escombro, en manos de los asirios.
Así que mientras unos gritaban con júbilo, habían otros que alzaban sus llantos en recuerdo del esplendor de lo que fue y que los ojos de los nacidos en Babilonia no vieron ni verán cuando se ultime el segundo templo.
Un abismo entre emociones que sin embargo, alzadas a voz en grito juntamente, se fusionaban en gran fragor más allá del territorio.
APLICACIÓN:
Por ahí, en representación de la nación de Israel, se movían los ancianos, los que habían gustado y gustaban de las Escrituras tanto como podían, y los que tenían la llave del conocimiento en la interpretación de las mismas.
Y éstos, muy sabidos de profecía Mesiánica, tenían a la vez tan grabado en su memoria las hazañas de los hombres de Dios que antaño libraron a Israel, como el rey David, que consiguió en su reinado someter a todos sus enemigos, ofreciendo tras él una época de gran bonanza con Salomón...
Este se ajustaba más a su ideal de Mesías, un guerrero que viniera imponiendo su reino y asegurando su trono por encima del imperio Romano, el que dominaba las tierras.
Así que vino el Mesías, cumpliendo con todas las profecías, pero ellos no permitieron su reconocimiento como tal, sino que, salvaguardando su enfoque de un ideal humano que se ajustara a lo de antes, lo mandaron a la cruz...
Ya era el tercer día desde que todos vieran morir a Jesús en el madero. Dos de sus discípulos no daban crédito a lo acontecido y, desolados, caminaban hacia Emaús, intercambiando impresiones, con sus rostros desencajados y sin saber qué sería de ellos ahora, que su maestro ya no estaba.
Pues su enfoque estaba tan centrado en los detalles de este templo destruído en la cruz del Calvario, el cual era el cuerpo de Jesús, quien los había estado discipulando durante un tiempo cercano a los tres años, que ni siquiera reaccionaron cuando recibieron noticia de que había resucitado.
Es más, estaban tan obcecados en el enfoque del cuerpo maltratado de Jesús y llevado a muerte en la cruz , que ni siquiera fueron capaces de reconocerle presentándoseles en persona y acompañándoles durante el trayecto a Emaús.
"Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista."
Lucas 24:25-31
Entonces fue cuando el Señor mostró la verdad sobre el templo de su cuerpo, el cual había sido destruído tres días atrás. Cómo ahora se manifestaba en el pan de vida, partido y bendecido, para restaurar a todo aquel que lo recibiere, e inevitablemente sus ojos se abrieron, cambiando su tristeza en gozo.
ACCIÓN:
La lectura de hoy me impresiona en el sentido de que me muestra cómo un mismo acontecimiento puede provocar reacciones, tan polarizadas como el gozo y la tristeza, según el punto de enfoque con que se esté asimilando.
Irremediablemente me veo llevada a examinar cómo estoy yo enfocando mi vista, si con ojos terrenales o con la mirada puesta en el autor y consumador de la fe.
Anoto dos citas que me servirán para trabajar este asunto:
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados."
"Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre."
(Romanos 8:28 y Salmos 30:11-12)
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