También fueron distribuidos los porteros: de los coreítas, Meselemías hijo de Coré, de los hijos de Asaf.
1 Crónicas 26:1
Llegamos al detalle de los porteros, seleccionados por David, que se ocuparán de controlar que nada inmundo entre en el templo y que lo consagrado sea bien administrado.
El templo una vez construído servirá de escaparate al resto de las naciones, una edificación majestuosa donde residirá el arca del pacto y la santa presencia de Dios.
Esto podría atraer la atención de saqueadores que harían cualquier cosa por entrar, imaginando el gran botín que encontrarían dentro. Por este motivo, los varones seleccionados como guardianes de las puertas reunirán unas características muy concretas.
Se dice de ellos, durante la lectura del capítulo, que eran valerosos, esforzados, robustos y fuertes para el servicio. Además se dice de uno de ellos, Zacarías, que era consejero entendido.
Con su valentía y vigor se aseguraba la integridad del santuario y de todo su contenido, aunque se consideró, por su sabiduría, a Zacarías para encabezar la seguridad en la puerta más importante de la ciudad, que es la del norte.
Pues esta puerta es la que llevaba directamente al templo, requiriendo, además de la fortaleza o la gallardía, la capacidad resolutiva y organizativa ante los inminentes peligros de invasión o amenazas.
El templo aún estaba por levantar pero, ante la incipiente obra, todo estaba dispuesto para su seguridad y mantenimiento.
También Dios ha dispuesto para el hombre todo lo necesario para su salvación, seguridad y mantenimiento, en Cristo Jesús.
Y esto no de modo improvisado sino como un perfecto plan de salvación, trazado desde la eternidad y antes de la fundación del mundo.
Porque Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza para que reinara por Él sobre la tierra. Pero éste, habiendo desobedecido al único mandamiento dado por su Creador, cayó irremediablemente de Su presencia a causa del pecado, contaminando por su simiente al resto de la humanidad.
Pero Dios hace manifestar Su gracia al hombre por medio del Hijo, el Señor Jesucristo para que, tomando forma de hombre y viviendo como tal pero sin pecado, entregase Su santa y perfecta vida para que, por medio de Él, lleguemos a la reconciliación con Dios.
"Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos."
Romanos 5:17-19
Y si por Su muerte hallamos la redención, por Su resurrección recibimos la vida eterna en Él, los que en Él hemos creído, y hechos hijos de Dios por acción del Espíritu Santo, Quien por Su bautismo somos constituidos iglesia de Cristo y por Su sello es garantizada nuestra alma para salvación, además de ser constituidos templo suyo, por cuanto el Espíritu Santo viene a morar permanentemente en todos y cada uno de los que creemos en Jesús y lo tenemos por Señor y Salvador personal.
La iglesia es formada por todos los creyentes en el Señor Jesucristo y cada cual sirve a sus hermanos en pos de la edificación mutua en Cristo, además de en la labor evangelística al mundo.
Entre los que sirven internamente en la iglesia, se adquirió la función de ujier como de aquel que se ocupa de servir vigilando la entrada al templo, acomoda a sus hermanos, organiza la entrada y salida de los congregantes e incluso se ocupa de la recolecta de ofrendas o aportes varios, a fin de que sea administrada por quien corresponda y no se pierda o sea sustraída mientras es custodiada.
De todo esto se puede ocupar un ujier, no así de la administración y manejo de las recolectas, cosa de la que suele ocuparse el o los tesoreros de la congregación.
Al encontrarse en la entrada del local, el ujier es susceptible de recibir visitas indeseadas, así como enemigos de la fe son malas intenciones, o puede ser que reciban a personas que desconocen la Palabra y tengan dudas o curiosidad por entrar.
Es por eso que se hace necesario que los ujieres sean hermanos firmes en la fe, resolutivos y con capacidad tanto para evangelizar o dar aliento al dudoso, como para no ceder ante los burlones que intentan entorpecer la reunión de los santos.
Y así como se organizaron los porteros por parte de David, como los ujieres son puestos para la seguridad y organización en la iglesia, cada creyente, en lo personal, debemos recordar que somos templo del Espíritu Santo y, como tal, vamos a ser el objetivo principal del adversario, el cual procurará, de todas las maneras posibles, robarnos el gozo y la paz que tenemos en Cristo, insuflándonos pensamientos negativos o por cualquier otro medio.
Por tanto nos es necesario adquirir valentía, firmeza y sabiduría de Dios, en Cristo Jesús y por el Espíritu Santo, como si de ujieres personales se trataran, para nuestra perseverancia en la fe y crecimiento según la voluntad de Dios, en el carácter de Cristo.
Hoy es día de analizar en qué estado se encuentra nuestra defensa personal, si capaz de mantenerse en la fe en los momentos complicados o si por el contrario, nos dejamos tambalear por las dudas en cada atisbo de adversidad.
Tomemos este consejo de Pablo a los Corintios como nota personal:
"Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos."
1 Corintios 16:13
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