Subió, pues, Salomón allá ante Jehová, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos. Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo. Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre, porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque, quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande? Y dijo Dios a Salomón: por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.
2 Crónicas 1:6-12
Con temor de Dios y con todo el peso del trono recién adquirido y de la responsabilidad de la edificación del templo, Salomón convocó a todos los principales de Israel y se presentó con ellos a Gabaón, al tabernáculo de reunión.
Allá, en el altar de bronce, se dice que mil fueron los holocaustos presentados delante de Dios.
Según las diversas figuras literarias, los textos Bíblicos a veces ofrecen un número no exacto por su valor literal, sino al grosso modo de la cuantía.
En este caso podríamos entender que eran literalmente mil holocaustos los ofrecidos sobre el altar, como también hacernos la idea de que la multitud de estos era tal como si de mil se trataran.
Sea como fuere, si literalmente o en sentido figurado, Salomón está mostrando un claro temor reverente delante de Dios, y de ahí la abundancia de sus sacrificios.
En respuesta a este temor reverente, Dios se le presenta esa misma noche en sueños para concederle la petición de su corazón.
Echando mano de la imaginación, podríamos visualizar en ese momento a un Salomón abrumado, por la gran responsabilidad adquirida, como rey sucesor de David, y por el gran compromiso que le ha sido delegado con la edificación del templo.
Además, ya le instó David, su padre, delante de todos, al presentarle el proyecto y la sucesión de su trono:
"Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla."
1 Crónicas 28:9-10
Salomón tenía la oportunidad de transformar cualquier deseo suyo en realidad, por cuanto Dios se agradó de su gran temor y respeto ante Su presencia.
Pero al recién coronado rey solamente le inquietaba un asunto, y éste era el poder dar la talla conforme a su llamado y propósito como rey sobre Israel y como constructor del templo de Dios.
Reconociendo entonces los favores de Dios para con David, su padre, y para con él mismo, Salomón pide sabiduría y ciencia para poder llevar a cabo su misión.
Y aquí vemos cómo Santiago no hablaba figuradamente el día en que escribió:
"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada."
Santiago 1:5
Si bien el enfoque de su mensaje estaba centrado en la resolución de las diversas pruebas en que se encontraban los judíos cristianos de la dispersión, Santiago apunta diciendo que Dios da la sabiduría abundantemente y sin reproche a todo aquél que la pide, afirmando que le será dada.
Así es cómo le sucedió a Salomón, que en una muestra de gran temor y reverencia, Dios le concedió no solamente la sabiduría y la ciencia, sino también riquezas, bienes y gloria.
Al pasar del tiempo podemos disfrutar de grandes letras que este sabio varón aportó, inspirado por Dios, a las Sagradas Escrituras, y que nos lleva a ser sabios, oidores del consejo y entendidos de la palabra de Dios.
Este es el tema principal del libro de los Proverbios de Salomón, la sabiduría, a la cual él la define de la siguiente manera:
"El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza."
Proverbios 1:7
Como también lo es en el libro de Eclesiastés, escribiendo así la conclusión del predicador, diciendo:
"El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre."
Eclesiastés 12:13
He aquí también a la sabiduría, por cuanto tiene su principio en el temor de Dios, y encamina al sabio a la rectitud de Sus mandamientos.
La adquisición de la sabiduría de Dios en el hombre está directamente relacionada con el temor que éste tenga de Dios, y el temor de Dios es directamente proporcional a la proximidad entre Dios y el que le teme.
Es por eso que podemos decir que la sabiduría en sí no salva, pero mantiene a salvo a quien dispone de ella.
La sabiduría de Salomón lo mantuvo en los mandamientos de Dios hasta que el rey permitió que, en sus últimos días,su corazón se inclinara en pos de los ídolos de sus tantas concubinas y mujeres, desvío donde no hay sabiduría que lo ampare, de ahí resultará en consecuencia la división de Israel en dos reinos.
Hoy es día de meditar en cuál es la abundancia de nuestro temor y reverencia a Dios como para desear de Su sabiduría, para andar rectamente en Su perfecta y santa voluntad.
Nos maravillaremos como Pablo, y haremos nuestras sus palabras, para la gloria de Dios.
"¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén."
Romanos 11:33-36
No hay comentarios:
Publicar un comentario