sábado, 9 de julio de 2022

ASUNTOS EXTERIORES, 1 Crónicas 26:29

ASUNTOS EXTERIORES, 1 Crónicas 26:29

De los izharitas, Quenanías y sus hijos eran gobernadores y jueces sobre Israel en asuntos exteriores.
1 Crónicas 26:29

Quenanías y sus hijos fueron nombrados para gobernar y juzgar sobre Israel en lo concerniente a los asuntos exteriores.

Si nos informamos en qué consiste un Ministerio de Asuntos Exteriores en cualquier gobierno actual (bastaría con googlearlo o irse a wikipedia), vemos que es el "encargado de planificar, dirigir, ejecutar y evaluar la política exterior y la política de cooperación internacional".

Por lo que en Quenanías estaba la responsabilidad sobre sus embajadores y sobre la relación política con las naciones vecinas, además de todo asunto al márgen de la labor propia del templo.

El nombre de Quenanías significa "Dios ha establecido", nombre más que oportuno para su función a desempeñar.

Cuando Dios creó a Adán este no fue capaz de desempeñar el virreinato que Dios había delegado sobre él, ya que pecó, desobedeciendo el único mandato expreso, el cual dictaba: "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás." (Esto lo podemos leer en Génesis 2:16 y 17).

Y del mismo modo que por un hombre entró la condenación a toda la humanidad, Dios estableció que por un hombre viniera la justificación.

Y empezó a tratar Dios con un hombre al que llamó Abraham y de su descendencia Dios formó un pueblo que consagró para Sí, que más tarde fue constituído una nación, con una ley muy especial, única en todo el mundo, la ley de Dios dada a Moisés, según lo que Dios establece en cómo ha de encaminarse un hombre conforme a Su voluntad, en toda justicia.

Y como esta perfecta ley sólo un hombre perfecto puede cumplirla, Dios estableció el darnos a Su Hijo para que, adquiriendo forma de hombre, viniera a vivir como tal, pero sin pecado y entregara Su perfecta vida en pago por todos los hombres, dándonos así el perdón y la vida eterna en Su resurrección al tercer día.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él."
Juan 3:16-17

Así que el Señor Jesucristo es el fin de la ley, la cual cumplió en su totalidad, estableciendo Dios que el hombre sea salvo por Su gracia, por medio de la fe en Él, sin que haya nada que el hombre pueda aportar de sí mismo para su justificación delante de Dios.

"Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree."

"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."
Romanos 10:4 y Efesios 2:8-9

Y del modo en que Dios estableció a Israel como pueblo consagrado a Él, establece en Su Hijo a la iglesia. Formada por todos y cada uno de los creyentes en el Señor Jesucristo, la iglesia viene a ser el estamento santificado de Dios en el Hijo, como un cuerpo del cual Cristo es cabeza.

Y aunque la iglesia se rige por el Espíritu Santo, por cuanto hemos sido bautizados con Él en el cuerpo de Cristo, no debemos ignorar que aún, en nuestro cuerpo de carne y hueso y para su mantenimiento, hay cuestiones seculares e incluso meramente fisiológicas que no tienen que ver explícitamente con la práctica de la fe cristiana, que vamos a tener que tratar con mayor o menor frecuencia.

Y este vendría a ser nuestro ministerio particular de asuntos exteriores, al cual debemos ocuparnos bajo la premisa de que "Dios ha establecido", así como el nombre de Quenanías.

Habrá asuntos externos a la espiritualidad cristiana que deberán ser tratados con mayor aplomo que otros, ya sea un desempeño laboral, una relación social o familiar, así como la sana práctica del ciclo de la vida, humanamente hablando.

De cómo vamos a ocuparnos de todos estos asuntos va a depender el testimonio que estemos dando al mundo de nuestra identidad en Cristo como hijos de Dios y, de ahí, la portavocía del evangelio al mundo.

Y como Pablo dice de nosotros, que somos cartas conocidas y leídas por todos, nuestro diario vivir habla más de nuestra fe que las palabras que salgan de nuestra boca.

Hoy va siendo el día de ponernos manos a la obra con nuestro particular ministerio de asuntos exteriores, buen desempeño del cual nos será posible, teniendo en suma importancia este consejo:

"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís."
Colosenses 3:22-24



















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