viernes, 10 de junio de 2022

ESTE ES EL PACTO, 1 Crónicas 17:11-15

ESTE ES EL PACTO, 1 Crónicas 17:11-15 

Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
1 Crónicas 17:11-15 

Continuando con la lectura llegamos a la porción más considerada por todo Cristiano en este primer libro de Crónicas, la cual viene tomada del segundo libro de Samuel y que para nosotros supone un gran privilegio leer en confirmación de su cumplimiento. 

Porque este es el pacto, que de David descendería Aquel que le será dado trono perpetuo. 

Porque aunque el que lea sin conocer pueda pensar que habla de Salomón, a él sólo le pertocaría la función de construir el templo y el inconmensurable amor y misericordia para con él durante toda su vida, aún tras su apostasía, según lo pactado en estas letras. 

Porque cuando Salomón envejeció dejó desviar su corazón en pos de los dioses de sus tantas mujeres y concubinas. 

Pero tal como Dios hizo decir a Natán, lo cual todo este pacto tiene cumplimiento en Cristo, así también se mantendrá la misericordia de Dios en Salomón, no dividiendo su reino mientras el viva, a causa del pacto, sino que le será dividido a Roboam, su hijo. 

Y es que este es el pacto incondicional en que se hace saber a David que el Mesías anunciado como la simiente de mujer, vendría a ser de su linaje. (En cuanto a esta primera promesa podemos leer en Génesis 3 15,  que es lo que conocemos como Proto evangelio, lo cual es el primer anuncio del plan de Dios de redención al hombre). 

"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar."
Génesis 3:15 

A partir de entonces toda mujer deseaba ser madre y de cuantos más varones, mejor, por tal de que en alguna oportunidad diese a luz al Mesías  prometido. 

Pero en esta ocasión David se encontraba escuchando de boca de Natán cómo Dios había determinado que el Redentor descendería de su linaje. Sin duda, la mejor bendición que todo hombre y mujer en Israel hubiera querido para sí. 

En Cristo es hallado el cumplimiento de este incondicional pacto Davídico, no aún en su totalidad, por cuanto resta cumplir el día en que vuelva para hacer toma de Su trono para gobernar por toda la eternidad. 

Y en Cristo es edificada casa, por cuanto por medio de Él todo creyente es hecho hijo de Dios, independientemente de su raza, lengua o nación. 

"Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades."
Efesios 2:14-16 

Porque aunque la promesa era considerada entre los judíos, Dios tenía en Su voluntad que a través de Su pueblo fuera extrapolada Su gracia a todas las naciones para perdón y vida eterna. 

Aunque fue considerada la promesa, no así aceptado su cumplimiento entre los principales de Israel, quienes prefirieron sentenciarlo a muerte en manos romanas, aún habiendo comprobado la veracidad de sus obras y señales exclusivamente Mesiánicas. 

Y he aquí la consumación del plan eterno de salvación, donde hasta la última gota de sangre de Jesús fue derramada desde la cruz del Calvario, confirmando  "consumado es" y entregando el espíritu al Padre. 

Murió, fue sepultado y resucitó al tercer día. Y si por Su muerte fue librado el hombre de la condena del pecado, por Su resurrección fue anulada la acción de la muerte y abierto el acceso a la vida eterna en Él. 

Con este acceso, el Espíritu Santo ha venido a hacer morada en cada cual que cree en Jesús y lo reconoce como Señor y Salvador personal, pasándolo de muerte a vida y haciéndolo partícipe en Su reino celestial, expandiéndolo sobre la tierra, para que sea alcanzado por muchos. 

"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús."
Efesios 2:4-7 

Y participando en el reino, esto es lo que anunciamos: 
Que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, nosotros primeramente, los cuales todos somos llamados al arrepentimiento para el perdón y la vida eterna en Él, alcanzando así la salvación por gracia, por medio de la fe. 

Y que Cristo vino, murió, resucitó, ascendió a la diestra del Padre y volverá para tomar Su trono eterno y para reinar en todo Su poder y Su gloria, eternamente. Amén.



















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