sábado, 4 de junio de 2022

DAVID Y EL SALMO 96, 1 Crónicas 16:23-33

DAVID Y EL SALMO 96, 1 Crónicas 16:23-33

"Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación. Cantad entre las gentes su gloria, Y en todos los pueblos sus maravillas. Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Mas Jehová hizo los cielos. Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y alegría en su morada. Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová gloria y poder. Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad. Temed en su presencia, toda la tierra; El mundo será aún establecido, para que no se conmueva. Alégrense los cielos, y gócese la tierra, Y digan en las naciones: Jehová reina. Resuene el mar, y su plenitud; Alégrese el campo, y todo lo que contiene. Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene a juzgar la tierra."
1 Crónicas 16:23-33

Del Salmo ciento cinco, ahora vemos cómo David continúa recitando casi íntegramente el Salmo noventa y seis.

Este Salmo es de autoría desconocida, aunque algunos puedan imaginarse a David componiéndolo con su arpa.

Y es que más bien pudiera ser anterior a él, como supuestamente lo sería el Salmo ciento cinco que citó justo antes que éste, o que fuera posterior, (y hasta post-exílico, como algunos tienen por sospecha), y por tanto, un anacronismo del cronista, atribuyéndolo, como parte del discurso, al rey David.

Sea como fuere, no debemos olvidar el carácter profético de los Salmistas, por cuanto cuando escribieron, lo hicieron por inspiración del Espíritu Santo. Por lo que no es extraño que el Salmo hubiera sido anterior a este gran día de David y decidiera incluirlo en sus citas durante la alabanza de apertura al ministerio musical de la casa de Dios.

Con el Salmo noventa y seis, David hace un llamamiento, ya no sólo a los levitas seleccionados para componer, entonar y acompañar Salmos con instrumentos musicales para el servicio en el templo, sino a todo Israel, para levantarse a proclamar a Dios a todas las naciones, Su salvación, Su poder y todas Sus maravillas.

La revindicación reside en dar a conocer al mundo la soberanía de Dios como Creador de los cielos y la tierra, Su gloria y Su poder sobre todas las cosas. Entonces, los versos reducen a los dioses ajenos a meros ídolos creados por el hombre.

Porque Dios avisa al hombre, en este Salmo, con respecto a Su segunda venida, cuando vendrá a reinar en toda Su gloria y todas las naciones tendrán que reconocer que Jesús es el Señor.

Y no solamente el hombre, sino toda la creación se estremecerá por la gloria del Señor en el día en que sea cumplida toda Su justicia sobre la tierra.

No es novedad que el mundo tiene a sus dioses creados cada cual según las concupiscencias del hombre.

Hubo un tiempo en que esto no era así, sino que siendo el hombre creado por Dios, fue llamado Adán y éste señoreaba sobre la tierra según la voluntad de Dios y en comunión con Él.

Entonces toda la creación glorificaba a Dios sin necesidad de un Salmo que la invitara a hacerlo.

Pero Adán cayó transgrediendo el único mandamiento que Dios le puso, el cual era bien claro, pues le daba aviso diciendo "ciertamente morirás".

La advertencia se transformó en condena por la desobediencia de Adán. Condena transferida desde entonces a toda la humanidad por la simiente de éste, corrompida y extraviada de la gloriosa y santa presencia de su Creador.

Pero Dios, que todo lo sabe, en Su inconmensurable amor y misericordia puso en marcha Su plan de salvación, trazado desde antes de la fundación del mundo.

Habiendo creado de un hombre una nación, de esta nación compuso un linaje especialmente seleccionado para que de él naciera el Salvador.

Y el Salvador era Dios Hijo hecho hombre reconciliando a Dios con el hombre, dándose en pago por nuestros pecados, en la cruz del Calvario, y abriéndonos el acceso a la vida eterna con Su resurrección al tercer día.

Tras Su ascensión a la diestra del Padre, Dios hizo nacer a Su iglesia en la tierra, enviando el Espíritu Santo a morar en todo aquel que cree en Jesús y lo reconoce como Señor y Salvador personal.

"Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna."
Tito 3:4-7

Y a la iglesia Dios le ha dado la portavocía de la luz de Cristo al mundo, para que la salvación alcance a todos los hombres por medio del evangelio de Jesucristo, el cual llama todos al arrepentimiento en reconciliación con su Creador.

Dios no tiene necesidad de salvar a nadie, siendo Él el Creador, bien podría haber hecho desaparecer para siempre al primer hombre en el momento de su transgresión y crear algo nuevo del barro, o incluso destruir por completo toda la tierra y hacer una nueva donde no morara ya jamás el pecado ni la muerte.

Pero esto es precisamente lo que Dios está haciendo, un nuevo hombre del viejo hombre, pero desde el amor de Dios y desde Su misericordia, poniéndose a Sí mismo para cumplir con toda justicia, la cual también es de Dios.

Porque Dios hace, de todo creyente, una nueva criatura en Cristo y, además, cuando el tiempo se cumpla en que el Señor reine sobre la tierra y juzgue a todas las naciones, pondrá también cielos nuevos y tierra nueva, no existiendo nunca más todo lo que vemos ahora, contaminado por el pecado.

Y aunque el milagro de la conversión de muerte a vida es de Dios por el Espíritu Santo y en el Señor Jesucristo, Dios muestra Su amor para con Su iglesia haciéndola partícipe del proceso de salvación como voceros de Cristo, para el anuncio de Su salvación al hombre y como advertencia a todo aquel que rechaza el mensaje, por el juicio con que vivos y muertos serán juzgados por la mayor justicia y verdadera de todas, que es la justicia de Dios.

Ahora, igual que entonces el pueblo de Dios escuchaba el llamamiento de David a proclamar la salvación de Dios a todas las naciones por medio del Salmo noventa y seis, nosotros escuchamos a Pablo, a quien Dios llamó a ser apóstol a Su iglesia, a dar anuncio de vida al mundo, en Cristo Jesús.

"Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio,"
2 Timoteo 1:8-10

Hoy es día de pedir a Dios que nuestra boca sea pronta para publicar Sus maravillas y que nuestro diario vivir sea un fiel testimonio de Cristo.

"Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. Jehová guarda a todos los que le aman, mas destruirá a todos los impíos. La alabanza de Jehová proclamará mi boca; Y todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre."
Salmos 145:18-21






















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