Y dijo David: Salomón mi hijo es muchacho y de tierna edad, y la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierras; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. Y David antes de su muerte hizo preparativos en gran abundancia.
1 Crónicas 22:5
Ya está decidido en lugar donde se construirá el templo. David lo hubiera levantado él mismo de buena gana, pero Dios tenía otro plan para él, el cual le iba a tener batallando contra los pueblos de alrededor, a fin de asegurar un tiempo de paz y bonanza, para que su sucesor se puede dedicar en exclusiva a la construcción del templo y a engordar las arcas del reino, por medio de relaciones diplomáticas con otras potencias mundiales.
Para ello David se ocupa de almacenar el material necesario para poder llevar a cabo la obra, así como los planos e instrucciones de cómo debe hacerse.
También pone a su abasto un gran equipo de trabajadores y lo presenta a los principales de Israel para que le ayuden.
"He aquí, yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, y un millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, porque es mucho. Asimismo he preparado madera y piedra, a lo cual tú añadirás. Tú tienes contigo muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros, y todo hombre experto en toda obra. Del oro, de la plata, del bronce y del hierro, no hay cuenta. Levántate, y manos a la obra; y Jehová esté contigo."
1 Crónicas 22:14-16
Además de todo esto, y como de nada sirve una buena provisión sin un buen conocimiento, David le insta en la importancia de saberse administrar bien, una vez llegue al trono y dirija toda la obra.
Porque ¿cómo levantar un templo a Dios sin tener en cuenta Su voluntad y sin guardar Su ley? De ninguna manera Dios permitiría que el templo fuera levantado por un rey rebelde y necio, igual que no permitió que David lo hiciera a causa de la sangre derramada por sus manos, por las tantas guerras en que le tocó participar.
"Y Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios."
1 Crónicas 22:12
Porque de no haberle inculcado David a su hijo Salomón la importancia de mantenerse en la ley de Dios, lo cual hace necesario conocerla y conocer a Quien la da, para vivir en ella, Salomón jamás hubiera sentido la imperiosa necesidad de pedirle a Dios que le diera sabiduría, que fue lo mejor que pudo pedir una vez puesto por rey.
Pues este fue el legado de David a Salomón, una buena provisión, un mejor consejo y gran poder y fama en la extensión de la tierra, que le aseguraron una vida copiosa en bonanzas y en paz.
De la descendencia de David recibimos el legado de Dios para los hombres, el cual nos da el perdón y la vida eterna en reconciliación con Él.
Legado que nos es dado en Cristo Jesús, Dios Hijo encarnado y entregado por nosotros en la cruz del Calvario para que, resucitado a los tres días de su sepultura, venga a ser Señor y Salvador de todo aquel que en Él cree, además de ser hecho hijo de Dios.
Como hijos de Dios, nosotros hemos recibido el Espíritu Santo el cual nos abre el conocimiento de las Escrituras y nos enseña a través de Su santa y perfecta Palabra para adquirir un cada vez mayor conocimiento de Dios y de Su voluntad para con Su iglesia y para con toda la humanidad.
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús."
Efesios 2:4-7
Ahora nosotros, cual Salomón notó el peso de la responsabilidad como sucesor del trono y en la obra de Dios, debemos entender que como portadores de Su gracia y voceros del evangelio de Salvación, nos es requisito indispensable adquirir el mayor conocimiento del Padre que podamos a través de Su santa Palabra para que, con la ayuda del Espíritu Santo vayamos siendo forjados en el carácter de Cristo y podamos así edificar sobre Él, por cuanto es nuestro fundamento y nuestra Roca Eterna.
Porque la labor evangelística no es exclusiva de unos pocos en la iglesia, como erradamente se piensa en lo general del cuerpo de Cristo, que sólo los pastores, maestros o predicadores pueden ser evangelistas. Sino que la difusión del evangelio es la razón principal por la que Dios permite la estancia de Su iglesia en la tierra, pues, de no haber esta razón, el Señor nos hubiera llevado con Él en el mismo momento de nuestra conversión, para evitarnos así un sólo minuto de más en este mundo de corrupción.
Por lo que hoy es día de meditar cómo estamos sobreedificando en Cristo, según nuestro testimonio de vida al mundo, ya no solamente con las palabras, sino con nuestra forma de vivir.
¿Qué legado estamos dejando?
"Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo."
1 Corintios 3:10-11