Y otros nueve: Ibhar, Elisama, Elifelet, Noga, Nefeg, Jafía, Elisama, Eliada y Elifelet. Todos éstos fueron los hijos de David, sin los hijos de las concubinas. Y Tamar fue hermana de ellos.
1 Crónicas 3:6-9
El cronista tuvo especial interés en resaltar la capacidad reproductiva del rey David.
En estos versos podemos notar cómo se repiten dos nombres: Elisama y Elifelet.
Al respecto de esto hay disparidad en la apreciación de comentaristas y eruditos de las Escrituras. De manera que algunos indican que David pudiera haber perdido inicialmente a dos hijos llamados Elisama y Elifelet, usando sus nombres para dos hijos que le nacieran posteriormente, a modo de tributo. Mientras que otros opinan que simplemente al cronista le interesó exagerar el número de hijos de David para enfatizar en su persona y progenie.
Personalmente, y entendiendo que la repetición de algo que se dice también puede denotar una confirmación de lo dicho, quise saber algo más sobre el significado de estos dos nombres.
Buscando qué pudieran significar Elisama y Elifelet, hallé esto, que son nombres de mucho peso, y dicen lo siguiente: "Mi Dios ha oído" y "Mi Dios es mi liberación".
¿Será que esta predicación fuese la intención real del autor de las crónicas para sus lectores? Sea como fuere, lo escrito, escrito está, y avalado por la inspiración del Espíritu Santo.
Seguidamente, el cronista va a ir cerrando el registro de los hijos de David, no sin antes hacer mención, al grosso modo, de los otros tantos que tuvo con sus concubinas.
Estos son nombrados en general, dando a entender que no son pocos.
Finalmente y como broche de oro, un afectuoso tributo a Tamar, la hija que tuvo David con Maaca, nos recuerda su inocencia bruscamente arrebatada por su hermanastro Amnón y las graves consecuencias eternas que acarrea dar lugar a unos pocos minutos de placer carnal.
Pero como se enfatizó con Elisama y Elifelet, Dios no se queda de brazos cruzados ante el pecado, sino que Dios escucha y trae liberación al hombre.
Y la liberación vino por medio del Señor Jesucristo. Dios Hijo hecho hombre y habitando entre nosotros que se dió a Sí mismo en pago por nuestros pecados, librándonos de la muerte con Su resurrección y abriéndonos el acceso al Padre por el Espíritu Santo.
Y mientras Jesús anduvo entre los hombres, enseñaba a sus discípulos sobre el reino y sobre el Padre a través de Su persona. De modo que ya no era un Dios invisible sino que Jesucristo lo dió a conocer.
Y como Pastor a sus ovejas, se presentó ante los hombres para reunir en Él a judíos y a gentiles en un solo rebaño.
"Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor."
Juan 10:14-16
Los judíos tenían a los gentiles por inmundos, y estos jamás podrían acceder al templo. Pero cuando Jesús pronunció el "consumado es" en la cruz del calvario, el velo del templo se rasgó de arriba a abajo abriéndose el acceso a la Santa presencia de Dios a todos los hombres, reconciliándonos en Él.
Así que los otros tantos, los que no eran parte del linaje, vinieron también a ser hechos hijos de Dios, adoptados en Cristo.
"Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades."
Efesios 2:13-16
Hoy es día de manifestar la gracia de Dios al mundo en gratitud por habernos rescatado y puestos en su redil.
Si estás pasando por situaciones que te mantienen desanimado y te hacen sentir como se sintió Tamar, dañado por hermanos o traicionado por alguien a quien confiabas, sepas que Dios no se olvida de ti y te está buscando como el pastor busca a su oveja extraviada.
El Señor desea encontrarte para cobijarte en Sus brazos, sanar tu herida y traerte de nuevo con Él.
Que el recitar de este Salmo nos sea de clamor y celebración en este día:
"Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su oído;Por tanto, le invocaré en todos mis días. Me rodearon ligaduras de muerte, Me encontraron las angustias del Seol; Angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma. Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios. Jehová guarda a los sencillos; Estaba yo postrado, y me salvó. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, Porque Jehová te ha hecho bien."
Salmos 116:1-7
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