jueves, 21 de abril de 2022

EL MENSAJERO DE LA VERDAD A MEDIAS, 1 Crónicas 6:8

EL MENSAJERO DE LA VERDAD A MEDIAS, 1 Crónicas 6:8.

Ahitob engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Ahimaas,
1 Crónicas 6:8

Sadoc era el sumo sacerdote que servía en el tabernáculo en tiempo en que el rey David estaba a punto de sufrir un golpe de estado perpetrado por su hijo Absalón.

Él y Ahimaas, su hijo, le sirvieron también al rey como informantes sobre todo este asunto, mientras el rey, junto con el pueblo, huyeron para evitar ser muertos por Absalón y los suyos.

Sadoc, pues, se quedó en la ciudad. No porque él quisiera, ya que de buena gana cargó el arca del pacto por el torrente de Cedrón, camino al desierto. Pero el rey David le hizo volver con el arca y con su hijo a fin de que les pudiera ser útiles para averiguar cómo iba desarrollándose el plan de Absalón, una vez se hiciera con palacio.

Ahimaas sería el mensajero encargado de trasladar el qué de los sucesos de relevancia al rey, desde lo lejos.

Y así lo fue en dos ocasiones, aunque en la última con su mensaje dió una verdad a medias.

Pues pudiéndose confiar el rey David de lo que le comunicara Ahimaas, ya que le informó eficazmente sobre los consejos de Husai y de Ahitofel a su hijo Absalón, no tuvo el mismo valor, en la siguiente ocasión, de anunciarle al completo todo lo acontecido.

Pues los hombres del rey triunfaron contra los de Absalón, muriendo también éste por la acción oportunista de Joab y sus escuderos, ya que Absalón había sufrido un aparatoso accidente que lo dejó atrapado de su cabeza a un árbol.

Joab mandó a un etíope a que diera la noticia a David, en cuanto a su victoria y a la muerte de su hijo. Pero Ahimaas no quería desaprovechar la oportunidad de ser conocido por el rey como mensajero de la buena nueva, pensando en la victoria, así que se apresuró para llegar antes que el etíope.

Algunos comentan que Ahimaas salió sin tener la información completa, pero las Escrituras indican que, antes de marchar hacia el rey, Joab ya le había puesto al día:

"Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora, y daré al rey las nuevas de que Jehová ha defendido su causa de la mano de sus enemigos? Respondió Joab: Hoy no llevarás las nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la nueva, porque el hijo del rey ha muerto."
2 Samuel 18:19-20

Por lo que vemos que Ahimaas estaba tan al tanto de la victoria del rey sobre los hombres de Absalón, como de la muerte de éste.

Sabido esto, Ahimaas atajó y, llegando antes, tuvo la oportunidad de informar lo que el rey le requería. Y esto es lo que le dijo:

"Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se inclinó a tierra delante del rey, y dijo: Bendito sea Jehová Dios tuyo, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey. Y el rey dijo: ¿El joven Absalón está bien? Y Ahimaas respondió: Vi yo un gran alboroto cuando envió Joab al siervo del rey y a mí tu siervo; mas no sé qué era."
2 Samuel 18:28-29

Acabó dándole una verdad a medias, dejando a David en las mismas ascuas con las que estaba antes de recibir la noticia. ¿Cómo estaría su hijo? Puesto que él dió orden explícita que nadie de sus hombres tocara a Absalón, lo mínimo que esperaba es tener alguna noticia de él.

Quizá a Ahimaas le entrara algún repentino temor al llegar ante el rey, pensando en que no quisiera aceptar el reporte. Decidió, entonces, que sería mejor nombrarle nada más la celebración de su victoria, esperando que más adelante ya tendría ocasión de ir preparándolo para la mala noticia sobre la muerte de su hijo.

No se quedó conforme y como por detrás llegaba el etíope, le volvió a preguntar lo mismo. La respuesta le cayó como agua fría aunque el informante supo comunicárselo de la mejor manera posible, y la tuvo que aceptar:

"Luego vino el etíope, y dijo: Reciba nuevas mi señor el rey, que hoy Jehová ha defendido tu causa de la mano de todos los que se habían levantado contra ti. El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón está bien? Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levanten contra ti para mal."
2 Samuel 18:31-32

Cierto que era una noticia muy dolorosa para David, porque aunque Absalón fue el que se levantó contra el rey para hacerse con su trono, no dejaba de ser su hijo, y por amor no quería que nada malo le sucediese.

Lo cierto es que aunque Joab desobedeció al rey en cuanto a la orden de no tocar a Absalón, esto es lo que propició el fin del problema, pues conocida su muerte, se dió por finiquitada la guerra y todos sus hombres huyeron por donde vinieron.

Era una verdad dolorosa que había que aceptar, pues era algo casi inevitable que sucediera, dadas las circunstancias y el trono que estaba en juego, ya que Absalón no hubiera dudado en dar muerte a su padre para levantarse por rey.

No vamos a culpar mucho a Ahimaas por haber pasado a la historia como el mensajero de la verdad a medias, o como el que quiso lucirse delante del rey pero fue echado a un lado por un etíope.

Cuando recibimos el Espíritu Santo en nuestra vida, por haber creído y reconocido a Jesús como Señor y Salvador nuestro, con corazón contrito y humillado, el gozo y la paz del Señor inunda de tal manera nuestro ser, que pronto deseamos salir corriendo por todas partes para anunciar las buenas nuevas de salvación en Cristo Jesús.

Lo que sucede, yo diría que a todo creyente, es que el ansia por apremiarnos en la obra evangelística nos lleva a buscar atajos, lo que hace que, cuando nos encontramos delante del mundo, de repente aquella fantástica escena ideal que teníamos en mente se disipa y, a causa de nuestra falta de preparación en la Palabra y en oración, las dudas empiezan a agolparse, diciendo: "se va a asustar si le hablas de pecado y no te va a querer escuchar", o " se va a reír si le nombras el infierno y te va a tomar por loco".

Por consiguiente, la conclusión más razonable (humanamente hablando) suele ser la de mostrar primeramente las bondades y los beneficios de la gracia de Dios y de la nueva identidad en Él, con Su incomensurable amor y misericordia, dejando para más adelante el nombrarle la parte amarga, la cual es la necesidad de arrepentirse de los pecados que mantienen a la humanidad condenada al infierno, con la justicia de Dios y Su perfecta santidad.

Pero un mensaje evangelístico basado en medias verdades causa la misma reacción en el hombre, o peor, que si no se le hubiera dicho nada.

Ya que una verdad a medias puede acabar completándose con cualquier cosa, preparémonos, pues, eficazmente en la Palabra y en oración, antes de salir corriendo por el atajo de la improvisación.

Va siendo el día de ir practicando el cambiar la frase "Dios te ama y te acepta tal como eres", por aquella que escribió Pablo:

"Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero."
1 Timoteo 1:15


























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