CONSTANTE, FIEL Y JUSTO ES DIOS, 1 Crónicas 6:9-15
Ahimaas engendró a Azarías, Azarías engendró a Johanán, y Johanán engendró a Azarías, el que tuvo el sacerdocio en la casa que Salomón edificó en Jerusalén. Azarías engendró a Amarías, Amarías engendró a Ahitob, Ahitob engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Salum, Salum engendró a Hilcías, Hilcías engendró a Azarías, Azarías engendró a Seraías, y Seraías engendró a Josadac, y Josadac fue llevado cautivo cuando Jehová transportó a Judá y a Jerusalén por mano de Nabucodonosor.
1 Crónicas 6:9-15
Después de Ahimaas y hasta la deportación a Babilonia se van sucediendo los nombres de los hijos de Leví por parte de Amran. Registrándolos uno detrás de otro, el cronista se va a parar solamente en dos de ellos para ofrecer una pequeña anotación.
Éstos son Azarías, el hijo de Johanán y Josadac, hijo de Seraías.
De Azarías se comenta que tuvo el sacerdocio en la casa que Salomón edificó en Jerusalén. Y aunque así fuere, conforme lo escribió el cronista, no significa que coincidiera en el tiempo con el reinado de Salomón, sino que su dedicación sacerdotal se dió en el templo levantado por Salomón.
Porque en el tiempo habido entre el rey David y la deportación a Babilonia se conocieron tres levitas descendientes de Amran que se llamaron Azarías.
Y aunque se relaciona el nombre de Azarías, el hijo de Johanán con el de Salomón, por el hecho de su servicio en el templo, el Azarías que podría haber coincidido entre David y Salomón habría sido más bien el hijo de Ahimaas.
Sospechándose que el Azarías del cual comenta el cronista sobre su labor en el templo se tratase del mismo que reprendió al rey Uzías por extralimitarse en sus funciones entremetiéndose en una labor estrictamente sacerdotal.
En cuanto a Josadac, el cronista marca el punto final en los hijos de Amran, mencionando el cautiverio por parte de Nabucodonosor.
Luego, si nos detuviéramos en el significado de los nombres registrados, a partir de Ahimaas y hasta Josadac, podríamos ver como de continuo Dios muestra Su ayuda y misericordia al pueblo. Hablándole, impartiendo justicia, recompensando y dándo de Sí en su favor.
Finalmente con Seraías y Josadac entenderíamos la manifestación de la soberanía de Dios y Su justicia, permitiendo que Judá sea deportado a Babilonia.
Pues, repitiéndose hasta tres veces el registro del nombre de Ahimaas, el cual significa en Hebreo "Yahvé ha ayudado", ya debería bastar para recordar el favor de Dios a todo aquel que conocía el idioma.
Pero aún, en la lectura del pasaje, el cronista plasma nombres cuyos significados vienen a decir a su pueblo:
Yahvé ha ayudado, Yahvé es bueno, Yahvé ha hablado, Mi hermano es bueno, Justo, Recompensa, Yahvé es mi porción, Yahvé gobierna y Yahvé es Justo. Recordando que "Yahvé ha ayudado" aparece tres veces en el nombre de Azarías.
Es innegable el constante favor de Dios para con el hombre, Su misericordia, Su fidelidad y Su justicia.
Lo vemos durante esta lectura, pero aún lo deberíamos ver con más claridad en el día a día de cada uno de nosotros, sobretodo de los que hemos creído en el Señor Jesucristo, pues no solamente tenemos de Él la paciencia de Quien se compadece por Su creación, sino que lo tenemos por Padre, con los cuidados propios del Padre Eterno hacia sus hijos.
Pero igual que el pueblo de Dios, siendo Hebreo y conociendo perfectamente el significado de sus nombres y en su propensión de mantener en memoria las genealogías, no supieron ver ni valorar lo Constante, Fiel y Justo que era Dios para con ellos, es generalizado en los creyentes que no sepamos valorar la magnitud de Su inconmensurable amor y misericordia.
Así que vamos dejando pasar nuestro día a día sobre la tierra, dando bandazos entre lo terrenal y lo supérfluo, desoyendo al Señor y aún reclamándole como si fuera por Él que nuestra situación espiritual es más que fría, un témpano de hielo incapaz de doblar las rodillas o de sustituir nuestro pasatiempo habitual por una buena sesión de lectura Bíblica.
Claro, pero estamos acostumbrados al amor que Dios nos tiene en Cristo, y sabemos que hemos sido redimidos por Su sangre, cosa que nos exime de sufrir la segunda muerte que es para condenación, y gustamos de esperar una vida eterna sin pena ni dolor.
Pero es muy necesario recordar que el Señor nos encomendó una labor exclusiva a la iglesia durante su estancia en el mundo, la cual debemos cumplir, que es la expansión del evangelio de salvación en Cristo al mundo.
Porque si nosotros amamos al Señor, puesto que somos de Cristo, debemos recordar lo que Él dijo a sus discípulos, que sirve para nosotros, también:
"Si me amáis, guardad mis mandamientos."
Juan 14:15
No se trata de que ahora nos inmiscuyamos en el cumplimiento de leyes y mandamientos Veterotestamentarios, como si no tuviéramos a Cristo, sino que obedezcamos a la voluntad de Dios y al propio carácter de Cristo, para fruto de salvación a muchos, por medio de nuestro testimonio en Él.
Porque Dios es amor, y Sus misericordias son nuevas cada mañana. Pero Dios también es Juez justo y verdadero, no sólo para los inconversos, sino primeramente para los suyos, por cuanto, antes que el mundo sea juzgado, la iglesia debe pasar por el tribunal de Cristo. Tribunal que servirá para recompensa a todos y cada uno de los creyentes, conforme a nuestras obras, disposición y obediencia.
"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo."
2 Corintios 5:10
Y si hoy es un día de estos en los que piensas que Dios no te escucha y te ha dejado "a tu suerte", hoy es día de recordar lo constante, fiel y justo que es nuestro Padre celestial.
"Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo."
2 Timoteo 2:11-13
Ahimaas engendró a Azarías, Azarías engendró a Johanán, y Johanán engendró a Azarías, el que tuvo el sacerdocio en la casa que Salomón edificó en Jerusalén. Azarías engendró a Amarías, Amarías engendró a Ahitob, Ahitob engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Salum, Salum engendró a Hilcías, Hilcías engendró a Azarías, Azarías engendró a Seraías, y Seraías engendró a Josadac, y Josadac fue llevado cautivo cuando Jehová transportó a Judá y a Jerusalén por mano de Nabucodonosor.
1 Crónicas 6:9-15
Después de Ahimaas y hasta la deportación a Babilonia se van sucediendo los nombres de los hijos de Leví por parte de Amran. Registrándolos uno detrás de otro, el cronista se va a parar solamente en dos de ellos para ofrecer una pequeña anotación.
Éstos son Azarías, el hijo de Johanán y Josadac, hijo de Seraías.
De Azarías se comenta que tuvo el sacerdocio en la casa que Salomón edificó en Jerusalén. Y aunque así fuere, conforme lo escribió el cronista, no significa que coincidiera en el tiempo con el reinado de Salomón, sino que su dedicación sacerdotal se dió en el templo levantado por Salomón.
Porque en el tiempo habido entre el rey David y la deportación a Babilonia se conocieron tres levitas descendientes de Amran que se llamaron Azarías.
Y aunque se relaciona el nombre de Azarías, el hijo de Johanán con el de Salomón, por el hecho de su servicio en el templo, el Azarías que podría haber coincidido entre David y Salomón habría sido más bien el hijo de Ahimaas.
Sospechándose que el Azarías del cual comenta el cronista sobre su labor en el templo se tratase del mismo que reprendió al rey Uzías por extralimitarse en sus funciones entremetiéndose en una labor estrictamente sacerdotal.
En cuanto a Josadac, el cronista marca el punto final en los hijos de Amran, mencionando el cautiverio por parte de Nabucodonosor.
Luego, si nos detuviéramos en el significado de los nombres registrados, a partir de Ahimaas y hasta Josadac, podríamos ver como de continuo Dios muestra Su ayuda y misericordia al pueblo. Hablándole, impartiendo justicia, recompensando y dándo de Sí en su favor.
Finalmente con Seraías y Josadac entenderíamos la manifestación de la soberanía de Dios y Su justicia, permitiendo que Judá sea deportado a Babilonia.
Pues, repitiéndose hasta tres veces el registro del nombre de Ahimaas, el cual significa en Hebreo "Yahvé ha ayudado", ya debería bastar para recordar el favor de Dios a todo aquel que conocía el idioma.
Pero aún, en la lectura del pasaje, el cronista plasma nombres cuyos significados vienen a decir a su pueblo:
Yahvé ha ayudado, Yahvé es bueno, Yahvé ha hablado, Mi hermano es bueno, Justo, Recompensa, Yahvé es mi porción, Yahvé gobierna y Yahvé es Justo. Recordando que "Yahvé ha ayudado" aparece tres veces en el nombre de Azarías.
Es innegable el constante favor de Dios para con el hombre, Su misericordia, Su fidelidad y Su justicia.
Lo vemos durante esta lectura, pero aún lo deberíamos ver con más claridad en el día a día de cada uno de nosotros, sobretodo de los que hemos creído en el Señor Jesucristo, pues no solamente tenemos de Él la paciencia de Quien se compadece por Su creación, sino que lo tenemos por Padre, con los cuidados propios del Padre Eterno hacia sus hijos.
Pero igual que el pueblo de Dios, siendo Hebreo y conociendo perfectamente el significado de sus nombres y en su propensión de mantener en memoria las genealogías, no supieron ver ni valorar lo Constante, Fiel y Justo que era Dios para con ellos, es generalizado en los creyentes que no sepamos valorar la magnitud de Su inconmensurable amor y misericordia.
Así que vamos dejando pasar nuestro día a día sobre la tierra, dando bandazos entre lo terrenal y lo supérfluo, desoyendo al Señor y aún reclamándole como si fuera por Él que nuestra situación espiritual es más que fría, un témpano de hielo incapaz de doblar las rodillas o de sustituir nuestro pasatiempo habitual por una buena sesión de lectura Bíblica.
Claro, pero estamos acostumbrados al amor que Dios nos tiene en Cristo, y sabemos que hemos sido redimidos por Su sangre, cosa que nos exime de sufrir la segunda muerte que es para condenación, y gustamos de esperar una vida eterna sin pena ni dolor.
Pero es muy necesario recordar que el Señor nos encomendó una labor exclusiva a la iglesia durante su estancia en el mundo, la cual debemos cumplir, que es la expansión del evangelio de salvación en Cristo al mundo.
Porque si nosotros amamos al Señor, puesto que somos de Cristo, debemos recordar lo que Él dijo a sus discípulos, que sirve para nosotros, también:
"Si me amáis, guardad mis mandamientos."
Juan 14:15
No se trata de que ahora nos inmiscuyamos en el cumplimiento de leyes y mandamientos Veterotestamentarios, como si no tuviéramos a Cristo, sino que obedezcamos a la voluntad de Dios y al propio carácter de Cristo, para fruto de salvación a muchos, por medio de nuestro testimonio en Él.
Porque Dios es amor, y Sus misericordias son nuevas cada mañana. Pero Dios también es Juez justo y verdadero, no sólo para los inconversos, sino primeramente para los suyos, por cuanto, antes que el mundo sea juzgado, la iglesia debe pasar por el tribunal de Cristo. Tribunal que servirá para recompensa a todos y cada uno de los creyentes, conforme a nuestras obras, disposición y obediencia.
"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo."
2 Corintios 5:10
Y si hoy es un día de estos en los que piensas que Dios no te escucha y te ha dejado "a tu suerte", hoy es día de recordar lo constante, fiel y justo que es nuestro Padre celestial.
"Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo."
2 Timoteo 2:11-13
No hay comentarios:
Publicar un comentario