También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador. Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.
Nehemías 5:14-15
Nehemías fue gobernador de los Judíos por nombramiento del rey Artajerjes, título junto con el cual recibía él y los suyos el derecho de cargar, sobre los impuestos del pueblo, el costo de lo que atañera a su sustento alimenticio.
Aunque sustentó el cargo por más de una década, Nehemías quiso dejar constancia de que, ni él ni su familia, habían hecho uso de este derecho en ningún momento.
No habría hecho mal en usarse del beneficio, ya que era totalmente lícito, dada su competencia como gobernador. Pero aún así, prefirió no imponer esa carga.
Al paso del tiempo, podemos detectar el mismo sentido de la responsabilidad en Pablo, quien dejaba claro lo lícito de que el ministro pueda sustentarse del ministerio. Y así lo indicaba el apóstol a Timoteo, para con la apreciación de la labor y para con el sustento los ancianos de la iglesia.
"Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario."
1 Timoteo 5:18
Otro tono muy diferente tuvo que usar hacia los Corintios, que no aportando nada para apoyarlo durante su estancia, aún se quejaban a sus espaldas de suponer una carga para ellos, como si su presencia les supusiera un plus en sus gastos habituales.
Porque al parecer, ellos no comprendían el valor de la unidad de la iglesia y el sentido de la sustentación del cuerpo de Cristo como un beneficio común, sino mirando cada uno lo suyo propio.
"¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio."
1 Corintios 9:13-14
Pues Pablo, teniendo todo el derecho de sustentarse con las ofrendas de los hermanos, no lo hizo, y así quiso constatarlo por escrito, no sólo en una, sino en las dos cartas a los Corintios, desmontando toda habladuría en contra de su ministerio.
"Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria."
"¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde? He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros. Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso."
1 Corintios 9:15 y 2 Corintios 11:7-9
Volviendo a Nehemías, también dejó registro del mal actuar de los que gobernaron antes que él, los cuales, no teniendo suficiente con el uso de su derecho, aún engrosaban el impuesto.
Y no satisfechos con esto, aún delegaban el derecho del abuso a sus siervos.
De estos aprovechados también aparecen en el ámbito eclesial, estos son los falsos maestros, falsos apóstoles y obreros fraudulentos que citara Pablo a los mismos Corintios, porque a aquellos habían estado prestando más atención que al propio Pablo.
"Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo."
2 Corintios 11:13
También Pablo plasmó una serie de requisitos imprescindibles para todo aquel que aspirara a un cargo ministerial en la iglesia.
"Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas,"
"Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;"
Tito 1:7 y 1 Timoteo 3:8
Y aunque no todos nos encontramos o aspiramos encontrarnos en un cargo ministerial en la iglesia, la honestidad ha de ser un rasgo identitario en el carácter de todo miembro del cuerpo de Cristo.
Para que seamos de los primeros, como Nehemías y Pablo, y no como los aprovechados y los que solo miran para sí, dejémonos enseñar por la Palabra de Dios y abramos nuestro corazón al Padre, rogando:
"Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud."
Salmos 143:10
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