lunes, 17 de enero de 2022

SEGUROS DE LA SALVACIÓN, La armadura de Dios.

SEGUROS DE LA SALVACIÓN.
(La armadura de Dios).

Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Efesios 6:17

El portar este yelmo implica, aparte del llamado a la aceptación de la salvación en Cristo y a la disposición en su nueva identidad en Él, al llamamiento al conocimiento y a la seguridad de la infalible y perfecta obra redentora del Señor Jesucristo en cada creyente.

Y Juan lo recuerda así a los creyentes de finales del primer siglo:

"Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios."
1 Juan 5:13

Les está haciendo un llamamiento directo al conocimiento de su adquisición de la vida eterna por haber creído en el Señor Jesucristo.

Porque la obra de Dios en el hombre es perfecta, en Cristo Jesús, y así lo había indicado Juan en el párrafo anterior:

"Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida."
1 Juan 5:11-12

Esta vida eterna es un regalo de Dios, siendo que el hombre tiene por paga la muerte, a causa de su pecado, Dios, en Su inconmensurable amor y misericordia, se hizo hombre en la persona del Hijo para ocupar nuestro lugar, de modo que todo el que en Él cree es pasado de muerte a vida.

Pues si del Padre hallamos el regalo de la vida en el Hijo y la santificación en el Espíritu Santo, sin que nosotros lo merezcamos, así nosotros tampoco podemos hacer nada para revertir Su palabra y para perder aquello que no hemos podido ganar, sino que ha sido recibido por gracia.

Y esta es la gracia de Dios, para con el hombre, en Cristo Jesús:

"quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,"
2 Timoteo 1:9

(En Griego, los verbos "salvó" y "llamó" aparecen como "habiendo librado" y "habiendo llamado" . Aunque el tiempo verbal cambia del pretérito perfecto, en Español, al gerundio compuesto en el Griego, en ambas formas verbales la acción aparece completa, terminada. Lo mismo sucede con la gracia de Dios en Cristo Jesús, que en Español se nos apunta que ya nos "fue dada" , igual que en Griego anuncia un "habiendo sido dada", corroborando la obra realizada por completo.)

nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
Tito 3:5-6

(En este versículo el verbo "salvó" viene en consecuencia del verbo "libró" plasmado en el idioma original, los cuales se refieren ambos a la acción libertadora de Cristo contra el yugo del pecado y de la muerte en el hombre y los cuales aparecen ambos expresados como una obra completamente acabada).

Una vez seguros de nuestra salvación recibida en Cristo Jesús, regalo que nadie nos puede quitar, vamos a poder soportar aquel día malo en que el adversario intenta inyectar palabras de condena a nuestro pensamiento, para mantener nuestro gozo en pie, en conocimiento de sabernos galardonados con la vida eterna.

Resistamos, pues, de sucumbir a pensamientos de derrota cuando todo lo que nos rodea parezca confabularse en nuestra contra. Sea que cuando el que condena nos quiera hacer creer que hemos perdido la salvación, recordemos estos versos:

"Pero la salvación de los justos es de Jehová, y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia. Jehová los ayudará y los librará; Los libertará de los impíos, y los salvará, por cuanto en él esperaron."
Salmos 37:39-40
















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