(La armadura de Dios)
"Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo."
"Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,"
Efesios 6: 11 y 14.
"Ceñirse los lomos" es un concepto que indica "preparación" o "estar listo".
Esta acción le permitía al varón llevar la ropa adecuadamente acomodada para ejercer una labor muy dura o para entrar a pelear...
Así, ciñéndose los lomos, adaptaba su túnica. La recogía, pasándola y anudándola en la entrepierna, para improvisar con ello lo que podía parecerse a un pantalón corto en la actualidad.
Por ejemplo, cuando Dios le dice a Job que se ciña los lomos le está diciendo: "ahora prepárate, porque yo te voy a preguntar a ti y tú me tendrás que contestar."
"Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás."
Job 40:7
Por lo que acá, en primera instancia, podemos entender que se nos llama a prepararnos con la verdad: Ceñirnos los lomos con la verdad.
Esta es una labor que nosotros debemos hacer, prepararnos en la verdad y mantenernos ceñidos con ella.
Otro llamado a la preparación en la verdad, conforme al uso del ceñidor de la armadura de Dios descrita por Pablo en el capítulo 6 de Efesios, es el que da Pedro a los hermanos judeo cristianos de la dispersión.
"sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;"
1 Pedro 3:15
Se entiende que se trata de un elemento exclusivo para la acción defensiva contra el enemigo y no ofensiva, ya que al enemigo ya lo venció nuestro Señor Jesucristo.
La labor de la armadura es, pues, la de mantenernos en esta posición victoriosa en Cristo, ante toda intención del adversario por hacernos tropezar en el camino.
Para ceñirse los lomos con la verdad es necesario, primeramente, haber reconocido a Cristo como Señor y Salvador, porque como el Señor dijo:
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí."
Juan 14:6
Jesús es la verdad, no es una verdad, sino la verdad absoluta, la única verdad por la que se rigen las verdades de toda la creación, y por la que somos santificados por el poder de Su palabra.
"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad."
Juan 17:17
¡Qué privilegio que Dios nos da la vida eterna en Cristo y la victoria en Él!
Ceñidos con Cristo, adquirimos la protección contra la acción desestabilizadora del enemigo, sosteniéndonos en la verdad.
Y para cuando decaiga el ánimo, recordemos que nuestra fortaleza y sostén provienen de lo Alto, no nos olvidemos de clamar al Padre:
"Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra. Aparta de mí el camino de la mentira, y en tu misericordia concédeme tu ley. Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí. Me he apegado a tus testimonios; oh Jehová, no me avergüences."
Salmos 119:28-31
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