lunes, 31 de mayo de 2021

UN SELAH DE CONVITE, Salmos 66:5-7.

UN SELAH DE CONVITE.

Venid, y ved las obras de Dios,
Temible en hechos sobre los hijos de los hombres. Volvió el mar en seco;
Por el río pasaron a pie;
Allí en él nos alegramos.
El señorea con su poder para siempre;
Sus ojos atalayan sobre las naciones;
Los rebeldes no serán enaltecidos.
Selah
Salmos 66:5-7

REFLEXIÓN:

Selah... ¡Pasen y vean, admiren, teman y asómbrense! ¿ Quién puede hacer pasar a todo un pueblo a través de un mar, como por suelo seco?  ¿ Quién hace pasar a su pueblo por un Jordán como en tierra firme? Sólo Dios, ¡ y nadie más!

Selah... El mismo que hace estas obras, dice el salmista, el Poderoso y Omnisciente Dios, que todo lo puede y todo lo sabe, conformará Su decreto contra el que lo rechaza.

APLICACIÓN:

A lo largo de la historia de Israel, se ha visto claramente la mano de Dios sobre esta nación, en salvaguarda de su preservación, para llevarla hasta el final de toda maldad y darle en pago el cumplimiento de la promesa dada por Él a Abraham y a su descendencia.

Asimismo disfruta de su protección, la iglesia de Dios. La que el mundo no consigue ni conseguirá hacer desaparecer de sobre la tierra, sino que hasta que el Señor mismo la quite, la está manteniendo hasta el día y la hora determinadas.

ACCIÓN:

A lo largo de nuestro caminar diario en la fe cristiana, vamos a ir encontrándonos con diversos tipos de obstáculos de mayor o menor embergadura, que aparentan imposibilitar nuestro movimiento.  Pero así como los hemos ido viendo aparecer, se han ido desvaneciendo, quebrando o frustrando de algún un otro modo, lejos de todo pronóstico natural y para nuestro asombro y alabanza a nuestro Señor y Salvador.

Hoy es día de dejar el temor al aparente panorama adverso para fijar nuestra persperctiva al cumplimiento de la promesa de Dios para con Su iglesia y para con su pueblo escogido.

Como aliento y fortaleza, tomemos este texto:

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:32-37

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