UN SELAH EN EXCLUSIVA, Salmos 62:5-8.

UN SELAH EN EXCLUSIVA.

Alma mía, en Dios solamente reposa,
Porque de él es mi esperanza.
El solamente es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.
En Dios está mi salvación y mi gloria;
En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos;
Derramad delante de él vuestro corazón;
Dios es nuestro refugio.
Selah
Salmos 62:5-8

REFLEXIÓN:

Selah... En autoinvitación a su alma, hacia la exclusividad del reposo en Dios, encuentra la sintonía en alabanzas entre su ser y su circunstancia, sabiendo que el Soberano le ampara y nadie se compara a Él.

Selah... ¿Y quién, sino David, reconocería al dador de su esperanza? De Dios es, y en el Salmo se lo agradece. Por si aún se aventurara a pensar que proviene de su propia carne, sólo en Dios está su confianza.

Dios solamente, y nadie más, es su roca, salvación y refugio. Por quien, adelanta decididamente un "no resbalaré".

Selah... y en insistencia de ello. No cualquiera puede decir de Dios: "mi roca fuerte, mi salvación y mi refugio", si no es mediante una estrecha relación con Él, justamente a la que David invita a sus lectores y oyentes.

APLICACIÓN:

Toda la creación proclama la gloria de Dios, y el hombre no puede ni debe ser menos.
Lastimosamente, el hombre se rebeló contra Dios, escuchándose a sí mismo y transgrediendo el mandamiento Divino. Desde entonces y hasta la fecha,  el ser humano solo se ha dedicado a apartarse cada vez más, si cabe, de la zona de adoración hacia su Creador, sin darse cuenta que es la adoración a Él lo que le devuelve su identidad original con la que fue creado: el hombre a imagen y semejanza de Dios.

Gracias a Dios, nos ha provisto en Sí mismo de Su Hijo, para que en Él podamos volver a ser adoptados como hijos de Dios, a través de su sangre derramada en la cruz en concepto de remisión de nuestros pecados.
El hijo de Dios no encuentra mayor gozo y fortaleza anímica y espiritual que en la adoración hacia Aquel que le creó, le soportó y le ha pasado de muerte a vida.

Esta es la señal indicativa del que está en Cristo, no dejándose llevar por la carne sino por el Espiritu Santo: 

"hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;"
Efesios 5:19

ACCIÓN:

Me pregunto, cuántas noches has cerrado tus ojos en la noche entre lágrimas, a causa de las adversidades que te rodean. Y cuántos de esos amaneceres se ha despertado tu corazón entonando alabanzas a nuestro Padre Celestial.

Hoy es día de no dejarse amedrentar, de no permitirse el mínimo desplante carnal de imaginarnos deshauciados ante la problemática que nos rodea. Hoy debemos asirnos de nuestra identidad en Cristo, sabiendo que es nuestra roca fuerte, nuestra salvación y nuestro refugio. Sólo en Él y por Él halla paz nuestra alma.  Vivamos de tal manera que cada uno de nuestros pasos entonen un acorde de preciosa adoración a nuestro Padre Celestial.