martes, 25 de mayo de 2021

UN SELAH DE PAGO, Salmos 59:10-13

UN SELAH DE PAGO.

El Dios de mi misericordia
irá delante de mí;
Dios hará que vea
en mis enemigos mi deseo.
No los mates,
para que mi pueblo no olvide;
Dispérsalos con tu poder, y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.
Por el pecado de su boca,
por la palabra de sus labios,
Sean ellos presos en su soberbia,
Y por la maldición y mentira que profieren. Acábalos con furor, acábalos,
para que no sean;
Y sépase que Dios gobierna en Jacob
Hasta los fines de la tierra.
Selah
Salmos 59:10-13

REFLEXIÓN:

Selah... Sabiamente David apela a la misericordia de Dios, no pidiendo muerte, pero sí retribución a cada uno según su propia maldad.

Como el pueblo de Israel se centra en las experiencias pasadas como aprendizaje y ejemplo, este acontecimiento les servirá como memorial de la consecuencia autodestructiva de la maldad del hombre.

Una última y fulminante petición, antes de cerrar el Selah, "acábalos para que no sean", en deseo de la desaparición total de la iniquidad, de una vez y para siempre.

APLICACIÓN:

La maldad entró al mundo a raíz de la transgresión de Adán y con ello, la muerte.

Pero la maldad no se originó en Adán, sino que hubo un antecesor que la descubrió en su corazón, la gestó y la dió a luz. Este era Lucero, no un querubín cualquiera, sino el querubín creado más hermoso que todos los demás.

Dios en Su omnisciencia sabía que esto sucedería. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez, "por qué creó Dios a Lucero, sabiendo que en su corazón se hallaría maldad"? Bien, esta pregunta, como todas, tiene su respuesta. Algunas respuestas las conocemos y otras no.

Sabemos que la eternidad solo le pertenece a Dios y que todo lo que tiene un principio ha de tener un final. Es una ley  irrevocable, donde nada creado trasciende a su Creador.

Sobre esta ley es donde Dios está posando Su soberanía para destruir la maldad haciéndola desaparecer por completo, de manera que no quede resquicio de ella. La única forma de destruir algo es permitir primero que ésto tenga la posibilidad de existir. Para que una vez destruído ya no exista más.

Los hijos de Dios debemos dejar de divagar en la cuestión de la presencia de maldad en el mundo y fijar la mirada en su destrucción, la cual no es improvisada, sino que tiene sus días contados desde que apareció, en la perfecta Soberanía de Dios.

ACCIÓN:

Medito en el símil de dos personas que visionan una película de suspense. La primera ya conoce el final, mientras que la segunda persona la ve por primera vez. El primero la verá tranquilo ya que, por el simple hecho de conocer su final, no va a dejar influenciarse por las variantes del guión que intentan mantenerlo expectante.

Dios en Su palabra me ha detallado Su perfecto plan desde el principio y hasta el final. Así que es hora de aparcar la expectación a un lado y celebrar Su victoria.

Añado la siguiente cita:

Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;
Isaías 46:9-10

Padre Amado, gracias por mantenernos con vida a pesar de conocer nuestras transgresiones desde antes de nacer. Gracias por Tu paciencia y Tu inconmensurable amor y misericordia, permitiendo que pueda pasar de muerte a vida a través de Tu Hijo dando fin así en mí,  por su preciosa sangre derramada en la cruz, al pecado y a la muerte. Dios Todopoderoso y Amado Padre, te pido perdón por tantas veces que he cuestionado los por qués de Tus obras, siendo yo nada más que barro en tus manos. Trabaja mi ser y moldéame en el carácter de Cristo para que muchos puedan llegar a Él a través de mi persona y puedan añadirse a la celebración de Tu soberana victoria. 

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