jueves, 25 de agosto de 2022

LA PERFECTA LUMBRERA, 2 Crónicas 4:7

LA PERFECTA LUMBRERA, 2 Crónicas 4:7

Hizo asimismo diez candeleros de oro según su forma, los cuales puso en el templo, cinco a la derecha, y cinco a la izquierda.
2 Crónicas 4:7

Proseguimos con la descripción del mobiliario del templo, con los candeleros de oro.

Los candeleros fueron hechos de oro macizo y respetando su forma original.

Vemos que donde había un candelero en el tabernáculo de Moisés, en el templo se pusieron diez, dispuestos cinco en cada lado, lo que aportaba un muy buen alumbrado interior.

La luz es muy importante, y lo primero que Dios pone sobre los cielos y la tierra durante el relato de la creación.

"Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas."
Génesis 1:3-4

Se dice que la oscuridad en sí misma no existe, sino que es el resultado de la ausencia de luz en su lugar.

Una vez la luz hace acto de presencia, la oscuridad desaparece, desvaneciéndose para no volver más, mientras la luz esté presente.

El apostol Juan presenta a Jesús como la luz de los hombres:

"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella."
Juan 1:1-5

Cuando Dios creó al hombre, este vivía en completa comunión con Él. Su luz estaba con él, hasta el día que pecó.

Entonces su vida se tornó muerte y su luz, oscuridad, siendo única y exclusivamente la gracia de Dios, en Su inconmensurable amor y misericordia, la que libró a Adán y a Eva de sufrir la ira Divina sobre su pecado, por medio del sacrificio animal.

Con estos sacrificios, Dios estableció una forma en que el hombre pudiera acercarse a Él sin morir en el intento. Pero continuaban estando faltos de Su luz, la cual sólo era dada en medida a unos cuantos de quienes Dios puso por propósito formar parte de la historia de Su pueblo.

Luego, todos aquellos que creyeron en Dios y en Su promesa del Hijo fueron salvos y alcanzados por la luz de Cristo, que son aquellos que murieron en Él durante el Antiguo Pacto y verán Su luz el día que resuciten.

Al tiempo, la luz de Cristo vino al mundo en cumplimiento del plan perfecto de redención, trazado por Dios desde antes de la fundación del mundo.

Con Su muerte y resurrección al tercer día, todos los que creemos en Él, y lo reconocemos como Señor y Salvador personal, somos hechos nuevas criaturas.

Vueltos de la oscuridad de la muerte a la luz de la vida en Cristo, Dios nos adopta como Sus hijos, sellándonos con el Espíritu Santo, quien viene a morar permanentemente en cada uno de nosotros, abriendo nuestro entendimiento a Su perfecta Palabra, la cual es la perfecta lumbrera que nos encamina en el carácter de Cristo.

Porque Dios no nos ha dejado a expensas de la improvisación, sino que todo Su propósito para con nosotros, el consejo y la sabiduría para la vida, nos la ha plasmado en Su palabra, la cual inspiró a hombres de diferentes épocas, lugares y clases u oficios, a escribirla en varios libros, que conforman lo que hoy conocemos como la Biblia.

Es fácil que los creyentes nos despistemos en nuestro caminar diario, si es que no estamos atendiendo a la palabra de Dios. Más grave se vuelve cuando, además, dejamos de orar o, por la falta de conocimiento de Su palabra, estamos orando a un dios creado por nuestra imaginación, el cual creemos que aprueba y rechaza lo mismo que nosotros, sin tener en cuenta Su verdadera y santa voluntad, plasmada en las Escrituras.

Algo así podría acontecer a los cristianos de la dispersión a quienes escribió Pedro, que no teniendo la posibilidad de disponer, cada uno en su casa, de una copia del cánon Biblico completo para su encaminamiento personal en Cristo, según la voluntad de Dios, se veían tentados a desviar sus pasos, por las  duras persecuciones y amenazas de muerte y desamparo, por parte de los romanos y de las comunidades judías sitas en cada lugar.

Pedro, pues, los insta a prestar especial atención a las Escrituras durante sus reuniones, para poder encaminarse sin caer en los engaños judaizantes o bajo las amenazas romanas.

"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;"
2 Pedro 1:19

Compara la palabra de Dios con una antorcha que alumbra en lugar oscuro.

Y es que no es lo mismo caminar a tientas que por un sendero perfectamente iluminado. Pisar firme y en la dirección correcta evita lesiones al caminante y asegura que éste llegue a su destino.

En la actualidad disponemos de Biblias traducidas, de forma completa o parcial, en multitud de idiomas y dialectos, y repartidas por todo el mundo en diferentes formatos, según la necesidad y disposición  de quien la adquiere, en papel o por medios digitales.

Aún así estamos en la época en que más movimientos de falso evangelio se está dando en el mundo. Esto sucede porque muchos cristianos estamos dando oídos a falsos profetas y falsos maestros que seducen a base de mensajes de autosuperación y filosofía humanista.

Pero cada vez que hacemos esto, es como si en el templo de Salomón entrara un sacerdote para apagar la luz de uno de los diez candeleros de oro, hasta llegar el momento en que sólo quede una pequeña llama.

Si por el contrario, nos nutrimos de la palabra de Dios y desechamos al mensajero fraudulento, habiéndolo examinado a la luz de las Escrituras, estaremos avivando sus llamas, como si aquel sacerdote entrara añadiendo aceite en cada cazoleta, iluminando cada vez más el espacio.

Hoy es día de evaluar cuanta importancia estamos dando en nuestra vida personal a nuestro tiempo de lectura y reflexión de la palabra de Dios. Prestemos atención a ella como a antorcha que alumbra en lugar oscuro, tal cual instaba Pedro, encaminando nuestros pasos en Cristo por la perfecta lumbrera de Su palabra.

"Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino."
Salmos 119:105




















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