miércoles, 10 de agosto de 2022

EL LUGAR ESCOGIDO, 2 Crónicas 3:1

EL LUGAR ESCOGIDO, 2 Crónicas 3:1

Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.
2 Crónicas 3:1

El monte Moriah fue el lugar escogido para edificar el templo.

Moriah es donde Abraham comprendió que la provisión de Dios al hombre iba más allá de aquel carnero, que le puso entre las zarzas, para sacrificarlo en lugar de su hijo.

Porque Dios puso a prueba a Abraham, a quien llamaba amigo, para mostrarle cuán doloroso le es a un padre sacrificar a su hijo por amor.

"Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré."
Génesis 22:2

Y el amor de Abraham no le hizo desconfiar de Su palabra, sino más bien se afirmaba su fe conforme se acercaba al monte con su hijo para entregarlo en holocausto.

"Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir."
Hebreos 11:17-19

Más que probada su fe y a punto de sacrificar a su hijo, Abraham fue detenido por Dios y le ofreció un carnero para el holocausto.

De repente, toda aquella dura prueba, que duró tres días de trayecto, desde que salió de casa hasta llegar a Moriah, para sacrificar a su hijo, tomó el sentido con la provisión de Dios.

"Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto."
Génesis 22:14

Más de dosmil años después de este acontecimiento, Dios entregaría a Su Hijo Unigénito en sacrificio por nuestros pecados en la cruz del Calvario, justo en una de las laderas de Moriah 

Sacrificio anunciado a Abraham con el carnero enzarzado, y dicho por Jesús a los fariseos, de la siguiente manera:

"Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó."
Juan 8:56

Cuando el Señor derramó hasta la última gota de su sangre en aquella cruz, se consumó el sacrificio perfecto y, rasgándose el velo del templo en el lugar santísimo. Se dio por finiquitada la era de los sacrificios para dar inicio al nuevo pacto, aquel que profetizaba Jeremías, diciendo:

"Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado."
Jeremías 31:33-34

Y aunque para muchos judíos aún rige el antiguo pacto, para ellos les está preparada la segunda venida del Mesías. Entonces será cuando podrán reconocer al Señor que rechazaron la primera vez, enviándolo a la muerte en aquella cruz en Moriah.

Mientras tanto, a todo aquel que cree en Él le es dado el Espíritu Santo, el cual es sello de redención, de regeneración a una nueva vida en Cristo, y de adopción como hijo de Dios.

Y de Moriah, lugar escogido por David para la edificación del templo, según la voluntad de Dios, Su gracia se extiende hacia todas las naciones hasta lo último de la tierra, sin importar lengua, tribu o nación, sobre toda la humanidad, a todos los que en Él creen y, en arrepentimiento de sus pecados, lo reconocen como Señor y Salvador personal.

Salomón edificó en Moriah un templo majestuoso, en anuncio de la gloria de Dios a todas las naciones, y como lugar de adoración a Dios y de provisión de Su gracia.

Hoy todos y cada uno de los cristianos somos templo de Dios y anuncio viviente de Cristo y de su evangelio de salvación, y quienes debemos predicar con nuestra vivencia la provisión de Dios al mundo, en Cristo Jesús, para perdón y vida eterna.

Por cuanto, en Cristo, Dios ha hecho de nosotros el lugar escogido como muestra de Su inconmensurable amor y misericordia, es tiempo de vivir conforme a nuestro revestimiento en Él, para testimonio de salvación al mundo.

Y como Salomón edificó el templo en Moriah y lo revistió de gloria con los más nobles materiales y metales preciosos, así ha de resaltar nuestro diario vivir, como hijos de Dios.

"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."
Mateo 5:14-16



















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