Y colocó las columnas delante del templo, una a la mano derecha, y otra a la izquierda; y a la de la mano derecha llamó Jaquín, y a la de la izquierda, Boaz.
2 Crónicas 3:17
El tercer capítulo finaliza mencionando las dos columnas que Salomón colocó en la parte delantera del templo, anteponiéndose a la entrada.
Se trata de dos columnas que no sostienen ninguna estructura visible a las que el rey puso nombre, siendo que la derecha fue llamada Jaquín y la izquierda, Boaz.
El nombre de Jaquín viene a anunciar un establecimiento mientras que la de Boaz evoca a la fortaleza.
La sugerencia de algunos eruditos es que ambas columnas forman un enunciado, el cual es el siguiente:
"Dios establecerá Su reino perpetuo, y el Señor es mi fortaleza."
Leído con las lentes del nuevo pacto, en la era cristiana, llegados al verso referente a estas dos columnas vemos a Dios mostrando una pequeña pincelada de la iglesia de Cristo, al márgen de toda la estructura ceremonial de la ley, pero en virtud del sostenimiento de lo intangible, moral y permanente de ésta, que descansa en la gracia por medio de la fe.
La realidad de la iglesia era un misterio no revelado al hombre hasta a partir del cumplimiento de la primera venida del Señor, con la culminación de Su obra salvífica en la cruz del Calvario, Su resurrección al tercer día y Su ascensión a la diestra del Padre.
A pesar del gran misterio, Dios estaba revelando, por medio de la disposición de estas columnas en el templo de Salomón, que vendría el tiempo en que el pueblo ya no se sostendría más en la ley de Moisés. En forma de dos columnas, totalmente libres de cargas, dispuestas con la única labor de dar cierto mensaje con su mera existencia.
Esta labor de anunciar el reino y la fortaleza de Dios en Su gracia no se ha tratado de un cometido exclusivo de la iglesia. Sino que habiendo dispuesto Dios un pueblo especial, consagrándolo para Sí mediante la ley, en clara diferenciación con el resto de pueblos, el propósito principal de Israel era, y debería seguir siendo, el de ejercer de lumbrera a las naciones, en propagación del anuncio de salvación de Dios por medio del Mesías y del establecimiento de Su reino, a través de sus costumbres y ceremonias, así como de la difusión de las Escrituras.
Pero lejos de hacer la diferencia, el pueblo de Dios se ha caracterizado por su gran capacidad de mimetizarse con las naciones vecinas y de adoptar como suyas todas sus costumbres paganas.
A la actual nación de Israel se la conoce por ser una de las naciones más tolerantes y la que alberga una mayor diversidad socio-cultural y religiosa del mundo, bajo su bandera.
Y esto ya lo denunciaba Esteban ante el concilio, denuncia que le costó la vida, porque los fariseos no pudieron soportar el peso de sus palabras mientras estaba lleno del Espíritu.
"Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel? Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, Y la estrella de vuestro dios Renfán, Figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportaré, pues, más allá de Babilonia."
Hechos 7:42-43
Muerto Esteban por mano de los fariseos, se dio inicio a la primera gran persecución a los cristianos que, hasta la fecha, habían permanecido unidos y concentrados en la región de Judea, como guardando con celo toda la gracia que Dios dispuso para toda la humanidad por medio del Señor Jesucristo.
Esta gran persecución provocó el inicio de lo anunciado por el Señor a sus discípulos, conforme había de suceder:
"[...] pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."
Hechos 1:8
Y he aquí su cumplimiento:
"Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio."
Hechos 8:4
Y es que este es el sino de la iglesia en el mundo, el de portar la luz de Cristo a las naciones para que Su evangelio de salvación alcance a todas las almas, de modo que no quede nadie que no haya tenido la oportunidad de arrepentirse y creer en Él.
Los apóstoles fueron los primeros evangelistas y de ahí, toda la iglesia, cada cual en mayor o menor medida, conforme a sus capacidades, ya no de forma verbal, hablada o escrita, sino mostrando el evangelio por medio de la práctica de la fe cristiana, conforme al diario vivir en Cristo.
"(porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo."
1 Juan 1:2-3
Porque esta es la idiosincrasia del cuerpo de Cristo, que es la iglesia ya que, de no ser así, ¿a qué retenernos en el mundo, no siendo de éste, y por qué no habernos llevado a Su presencia tan pronto fuimos redimidos?
Y es que, aunque la acción de la Palabra para la salvación de las almas es exclusiva del Espíritu Santo, a Dios le ha placido hacernos partícipes del mayor de los milagros que jamás ha acontecido al hombre, el cual es su paso de muerte a vida, en calidad de hijo de Dios.
Y Pablo nombra así a la iglesia, conforme escribe a Timoteo:
"Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad."
1 Timoteo 3:14-15
Columna y baluarte que bien podían llamarse Jaquín y Boaz, conforme al nombre que Salomón puso a las columnas del templo, en virtud del anuncio del establecimiento de Su reino y de la fortaleza en Cristo a todo aquel que en Él cree.
Y es así, como diría Pérez Millos: "La vida de un cristiano no consiste en hablar de Cristo, sino en vivir a Cristo", como cada creyente mostramos, o deberíamos, el carácter de Cristo al mundo, en favor de la propagación del mensaje de reconciliación con Dios, en Él.
Y esto nos lleva a preguntarnos cómo estamos viviendo: Si a Cristo, en el Espíritu o a nosotros, en la carne, y cuál es, por ende, el mensaje que difunden nuestros pasos, si acorde a Juan y a Pablo, o acorde al pueblo que se perdió en el desierto en pos de lo pagano.
Cerraremos nuestra reflexión devocional con estas palabras de Juan:
"Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."
"El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo."
(1 Juan 1:5-7 y 1 Juan 2:6)
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