Y debajo del mar había figuras de calabazas que lo circundaban, diez en cada codo alrededor; eran dos hileras de calabazas fundidas juntamente con el mar.
2 Crónicas 4:3
Continuando con la descripción del mar de bronce, el cronista nos habla de unas figuras fundidas bajo el borde, en todo el rededor en dos hileras de diez unidades por cada tramo de metro y medio.
Si estamos leyendo en Reina Valera, encontraremos que nos habla de calabazas. Sin embargo resulta muy curioso como prácticamente el resto de versiones y traducciones omiten esta forma y la presentan como algo similar a bueyes, becerros o toros.
Ante este conflicto circunstancial, podemos apoyar el texto en su relato paralelo del primer libro de Reyes, conformando así su forma.
"Y rodeaban aquel mar por debajo de su borde alrededor unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos filas, las cuales habían sido fundidas cuando el mar fue fundido."
1 Reyes 7:24
Por lo que podemos entender que efectivamente el cronista quiso referirse a este tipo de fruto y no a susodichos animales.
Cierta calabaza no era como el fruto que conocemos con este nombre, el cual es grande y de formas arqueadas alrededor, sino una fruta más pequeña y redonda en su totalidad, similar a una naranja, en su redondez, que era un fruto ya mencionado con anterioridad en tiempos de Eliseo.
"Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era."
2 Reyes 4:39
En este caso, las calabazas que recogieron resultaron ser venenosas, por lo que Eliseo sanó el potaje milagrosamente, esparciendo harina en el guisado.
Así podemos entender que de este fruto mencionado existían dos clases que se podían confundir la una con la otra, la dañina y la comestible.
Cuando el autor especifica una cantidad de estas figuras, nombrando diez por cada tramo, está expresando la abundancia de ellos.
Vemos, pues, un mar de fundición lleno de frutos, viniendo estos a representar el resultado o la evidencia de su contenido.
Cuando Dios habitó entre Su pueblo en la persona del Hijo, Jesús enfatizaba mucho en el fruto de su pueblo, llegando a representar, sobretodo a los fariseos y a los representantes de la ley, con una higuera muy frondosa pero sin fruto.
Asimismo se usó de la vid para hacer una analogía de cómo es la relación de Dios el Padre con el Hijo, y de cómo debían relacionarse Sus discípulos con Él.
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."
Juan 15:1-5
También el apostol Pablo se usa de un árbol y su fruto para representar la unión, por la obra salvífica de Cristo en la cruz del Calvario, de judíos y gentiles en un mismo pueblo.
"Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti."
Romanos 11:17-18
Se comprende que las ramas del olivo silvestre son los gentiles que, al ser injertados a Cristo por la acción del Espíritu Santo, manifiestan un fruto bueno, ya no conforme al olivo silvestre al cual perteneció antes de su rescate, sino conforme a la savia del buen olivo la cual es el Espíritu Santo, dando un fruto bueno y abundante afin al carácter de Cristo.
La productividad, como leímos del Señor, va a depender directamente de la relación del creyente para con Él.
Y, aunque se busca que el fruto sea cada vez más abundante, este puede ser como esas calabazas silvestres que se usaron en el potaje, que no eran buenas.
Pero Dios en Su misericordia y por el lavamiento y la regeneración en Su Espíritu Santo, sana el fruto haciéndolo bueno conforme a la voluntad de Dios, de todo aquel que cree en el Señor Jesucristo y deja que el agua viva del Espíritu llene y transforme su vida.
Y este es el fruto del Espíritu, listado que presenta Pablo a los de Galacia, en contraste con las obras de la carne, a fin de confrontar a los cristianos que se habían desviado de la fe, abrazando las costumbres religiosas y las obras de la ley.
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley."
Gálatas 5:22-23
Texto que también nos confronta en la actualidad a nosotros que, aunque no queremos compararnos con los Gálatas que observaban la ley y las costumbres religiosas como obra de salvación, nos toca reconocer que son muchas las veces que miramos hacia nuestra carne y depositamos la confianza en sus obras, o simplemente nos dejamos llevar por ellas.
Y he aquí el recordatorio de las obras de la carne:
"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;"
Gálatas 5:19-21a.
Claro que, aunque negáremos rotundamente estar practicando dichos pecados conscientemente, los celos, las iras y las enemistades, o incluso las envidias y hasta la idolatría, son pecados muy comunes en todo creyente que lleva una vida devocional nula o vaga, y se deja llevar por su propio parecer en su diario vivir.
Hoy es día de reflexionar qué tipo de fruto manifiesta mi vida, si es que estoy dejando que el Espíritu evidencie en mi ser el carácter de Cristo o si, por el contrario, vivo aventurando mis días a merced de las obras de la carne.
Recordemos la advertencia del Señor, diciéndonos:
"Separados de mí nada podéis hacer."
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