viernes, 21 de octubre de 2022

PIES EN POLVOROSA, 2 Crónicas 11:14

PIES EN POLVOROSA, 2 Crónicas 11:14

"Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén : pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová."
2 Crónicas 11:14

Continuando con el relato del reinado de Roboam, ya dividido el reino en dos, el cronista nos relata el éxodo de los levitas habidos en el reino del norte, el cual se conoce como reino de Israel, regentado por Jeroboam.

Y es que el monarca les impidió continuar con sus funciones sacerdotales allá en sus tierras, cosa que les llevó a trasladarse al reino de Judá para continuar con su cometido dado por Dios.

Jeroboam manifestó abiertamente su  rechazo a Dios, prohibiendo los cultos y sacrificios a Su nombre. Por lo que, de haberse quedado ahí, habría supuesto el consentimiento de ellos.

Marcharon, pues, poniendo los pies en polvorosa, como expresa el dicho popular, de los que marchan sin mirar atrás.

Tenemos un Dios que es misericordioso y paciente para con todos, por tal de que podamos llegar al arrepentimiento y ser salvos en Cristo.

Para ello el Padre nos entregó a Su Hijo para que, Dios Hijo hecho carne, viniera a satisfacer con Su vida el precio de la nuestra, endeudada hasta la muerte a causa del pecado.

De modo que nosotros podemos ser salvos tan pronto lleguemos al conocimiento del perfecto sacrificio en Cristo Jesús, en arrepentimiento y aceptación de Él como Señor y Salvador personal.

Antes de esto, Jesús anduvo por un tiempo entre Su pueblo obrando toda señal y milagro que indicaban que Él era el Mesías tan esperado por ellos, el Hijo de Dios.

Asimismo mandó a Sus discípulos a expandir el evangelio del reino, con la siguiente instrucción para con aquellos que les rechazaran abiertamente:

"Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad."
Mateo 10:14-15

Con la expresión "sacudid el polvo de vuestros pies" venía a decir que se despojasen de la inmundicia de ese lugar en donde estaban siendo rechazados.

Sabemos que es por medio de la Palabra que puede ser dada, por la acción del Espiritu Santo, la convicción de pecado.

Y aunque en este momento aún se regían bajo el Antiguo Pacto, la salvación del hombre ha sido siempre por gracia de Dios por medio de la fe.

Si bien aún no se había consumado la obra salvífica en la cruz del Calvario, sí que se tenía la Palabra de Dios anunciando la salvación por medio del Hijo de la promesa, la simiente de la mujer, el retoño de David y tantas otras formas más con las que el Señor Jesucristo fue anunciado desde que Adán pecó y hasta Cristo, por medio de todos los profetas habidos a lo largo de la historia de Israel.

Por lo que esa era la Palabra que anunciaban, al Mesías y Su reino, cercanos al hombre en la persona del Señor Jesucristo, para la reconciliación entre Dios y el hombre y para el establecimiento de Su trono perpetuo sobre Israel y sobre todas las naciones.

Quien escucha el evangelio puede escoger creer o no creer, arrepentirse o no, en el momento en que Dios lo ilumine por el Espíritu Santo, para la salvación de Su alma.

Es más, quizá en ese momento, a alguien no se le dá su decisión de arrepentirse. Puede que más adelante en el tiempo le surja una situación que le lleve a recordar las palabras que escuchó del evangelista, y esta vez sí acepte el llamado a la salvación.

Pero cuando alguien se niega incluso a que se le pueda dar el evangelio, ¿cómo podrá llegar a la oportunidad de arrepentirse? Ya se la ha negado a sí mismo, no permitiendo que sus oídos escucharan el mensaje.

No en vano dice Pablo:

"¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!"
Romanos 10:14-15

La expansión del evangelio de salvación es una labor dada por Dios exclusivamente a la iglesia de Cristo, para que esta sea la portadora de Su luz al mundo, a través de la cual el Espiritu Santo actúa dando vista al ciego y restaurando el pie del cojo, para que pueda ver y seguir a Cristo.

Ahora bien, una vez dado el mensaje y este es escuchado, la semilla ya fue esparcida y ahora sólo resta dejarlo en manos de Dios y marchar hacia otro lugar.

En caso de que alguien acuda al llamamiento de salvación, allá habrá otro hermano, pero si la respuesta es el rechazo, ¿a qué insistir?, ¿acaso queremos con nuestra insistencia provocar que el incrédulo añada más pecado a su pecado? Mas es muestra de amor evitar que eso suceda y esperar que en un futuro se arrepienta.

Aunque la obra evangelística de la iglesia del primer siglo tenía por objetivo expandirse cada vez más sobre la tierra, la iglesia actual ha adquirido un concepto de evangelismo diferente, el cual suele darse dentro de las congregaciones a la espera que los incrédulos vengan por su propio pie a escuchar el mensaje de salvación.

Luego centramos nuestra zona de acción externa en puntos clave como el entorno familiar, el trabajo y poco más, cargando siempre a las mismas personas con el mismo mensaje, cada vez que se acerca la campaña evangelística a pesar de que con nuestro empeño vayamos a provocar los chistes e insultos de los burlones de turno.

Que sobre esto también avisó el Señor a Sus discípulos:

"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen."
Mateo 7:6

Esto no quiere decir que no prediquemos el evangelio, sino que donde ya ha sido predicado y claramente rechazado, no insistamos más, para evitar males gratuítos, y confiemos en el mensaje que ya se dio, pues a través de él aún puede obrar el Espiritu Santo en cualquier momento, pues dice el Predicador: "Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos".

En tiempos de Roboam, los levitas que querian continuar con su obra sacerdotal en el reino del Norte tuvieron que emigrar al Sur, allá donde el nombre de Dios no era rechazado.

Del mismo modo que si se hubieran quedado en sus lugares habrían dejado de ejercer la labor por la que fueron llamados, cada creyente que se estanca en un sólo punto de acción y no se mueve, se hace infructuoso, insípido e imperceptible en la obra del Señor.

Puede que hoy vaya siendo el día de desenrollar nuestro mapa de misiones y valorar si acaso se pueda parecer en algo al del apostol Pablo:

"Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán."
Romanos 15:20-21














No hay comentarios:

Publicar un comentario

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: N...