domingo, 30 de octubre de 2022

CONSECUENCIAS, 2 Crónicas 12:2-4



CONSECUENCIAS, 2 Crónicas 12:2-4

Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén , Con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo: mas el pueblo que venía con él de Egipto, esto es, de libios, suquienos, y etíopes, no tenía número. Y tomó las ciudades fortificadas de Judá, y llegó hasta Jerusalén .
2 Crónicas 12:2-4

En sus inicios, Roboam ejerció muy bien su reinado, permitiéndose la oportunidad de fortificar sabiamente varias ciudades, sitas al sur de su reino. Estas fortificaciones, por su cercanía fronteriza con Sisac, asegurarían una protección extra a Judá, además del amparo de Dios, como escudo contra las naciones vecinas. 

Y en esa protección y fortaleza Roboam relajó su obediencia hasta tal punto de hacer lo mismo que el reino del Norte, irse en pos de la idolatría. 

Poco tardaría el enemigo en entrar al ataque, y no él solo, sino con sus muchas tropas y poblado, masa tal de atacantes que no se podía ni contar. 

Sisac entró con todo el arsenal a sabiendas de las fortificaciones y en conocimiento de lo que fue el reinado de Salomón en una nación unificada. Porque a pesar de su división, contaba con la protección de lo Alto. 

Pero en este caso hubiera conseguido el mismo efecto de haber entrado con cuatro, en lugar de con miles. Porque Dios así lo estaba permitiendo, como un juicio directo contra el pecado de Judá, tanto así, que el daño llegó a alcanzar a la misma ciudad de Jerusalén. 

La rebeldía de Judá, cayendo en pos del pecado de su reino hermano, el de Israel, nos recuerda la amonestación de Pablo en el inicio de su carta a los Romanos, sobre aquellos que miran el pecado ajeno como si jamás fueran a caer en lo mismo, ya ni contando sus propios pecados. 

"¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?"
Romanos 2:3

Pues así le acontecía a Judá, receptáculo del juicio de Dios al haberse ido por el camino de Efraín...

La vida cristiana sobre la tierra está plagada de retos y adversidades. Generalmente, siempre que nos encontramos en situaciones complicadas, decimos que estamos pasando por pruebas. 

Entendemos las pruebas como un elemento más en la formación de la práctica de la fe cristiana, que nos implica el madurar y fortalecer la fe para sobrellevarlas.

Pero muchas veces no se trata de meras pruebas, sino más bien de consecuencias disciplinarias a causa de nuestros actos. 

Y esto acontece a causa de un relajo en nuestra vida devocional, descuidando nuestra nutrición en la Palabra y el mantenimiento de la cercanía relacional con Dios. 

Tras el descuido viene la desobediencia, y es ésta la que desencadena una serie de contrariedades que impiden la paz y el gozo en el corazón cristiano. 

Se soluciona en arrepentimiento, pero mientras este no se dé el daño irá en aumento, pues éste tiene el cometido de evidenciar una vida desprovista del amparo Divino y la inminente necesidad de arrepentirse y volver a Sus brazos.

Ahora bien, la misma amonestación de Pablo a los Romanos debería ir dirigida a nosotros por cuanto, cuando vemos a un hermano sufriendo una adversidad pronto lo juzgamos como de estar siendo golpeados por el peso de su pecado, mientras que cuando nos acontece a nosotros preferimos pensar que estamos experimentando un mero proceso en la formación de nuestro carácter. 

Hoy es día de reflexionar sobre el estado de nuestra vida devocional. No sea que, pensando que estamos experimentando unas pruebas, el juicio de Dios esté cayendo sobre nuestra desobediencia. 

Y si por si acaso nos cuesta acudir con corazón contrito para volver a nuestra senda de paz y gozo en Cristo, cobremos ánimo y sirvámonos de estos versos para nuestra restauración. 

"Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger."
Salmos 25:10-12
























viernes, 28 de octubre de 2022

CONVENIENCIAS, 2 Crónicas 12:1

CONVENIENCIAS, 2 Crónicas 12:1

Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él.
2 Crónicas 12:1

Roboam desvió su corazón visto asegurado su trono.

Humanamente hablando, es imposible caminar sin tropiezos. Tropezar y caer es algo que suele suceder, aunque lo esperable es levantarse y continuar en el trayecto en que se estaba antes de la caída.

Pero la caída se torna desvío cuando uno ya no se mantiene en su sitio.

Esto mismo le aconteció a su padre, el rey Salomón, en su vejez. Que influenciado por sus tantas mujeres, desvió su corazón a sus dioses. Primeramente tuvo el error de permitirles que ellas continuaran practicando su idolatría, y eso acabó torciendo su corazón en pos de sus ídolos.

Aunque Roboam no se estaba desviando por "descuido", sino que dice la Palabra que esperó a verse fuerte y consolidado en su trono. Esto indica que el rey se mantuvo en la ley por conveniencia.

Que un hombre se desvíe no implica que deba desviarse todo un pueblo, pero cuando éste es el que lo encabeza, el resto del cuerpo se va a ir con él.

Y aquí podemos ver que Israel tampoco estaba sirviendo a Dios honestamente, sino en mimetización con lo que hacía su rey.

No es que no existiera advertencia sobre ésto, y hasta en los cánticos de David podemos verla en forma de bienaventuranza.

"Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira."
Salmos 40:4

Desdichadamente el rey, y no Dios, era a quien el pueblo seguía y  tenía por cabeza.

Cuando el Señor Jesús anduvo entre su pueblo, durante el inicio y el desarrollo de Su ministerio terrenal, se escogió para sí doce discípulos, mas los tantos otros que le seguían.

He aquí algunas motivaciones de sus tantos seguidores:

"Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos."

"Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis."
Juan 6:2 y 26

La evidencia está en que de los millares de personas que movía en su trayecto evangelístico, solamente unos quinientos lo vieron ascender en las nubes y sólo ciento veinte se mantuvieron fieles en el aposento alto, en espera de Su promesa.

¿Y qué, de aquellos diez leprosos sanados por Jesús, de los cuales sólo el extranjero se volvió a él agradecido?

"Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado."
Lucas 17:17-19

Peor aún de aquel que estaba entre los doce escogidos del Señor, el que lo entregó a cambio de treinta monedas de plata. El Señor ya supo ofrecerle a éste aquello que lo motivara a permanecer entre ellos hasta que se cumpliera el momento de entregarlo, la tesorería del grupo.

Actualmente y aunque los creyentes tenemos el Espíritu Santo que mora en nosotros y nos guía a toda verdad, por nuestra debilidad carnal, es esperable que tengamos a un hermano por referente de cómo encaminarnos y de cómo poner en práctica nuestra vida de fe cristiana.

Hubo advertencia de Pablo a la iglesia de Corinto, con respecto a eso, que iniciaba diciendo "sed imitadores de mí", mientras decía seguidamente "como yo imito a Cristo", para dirigir la mirada del oyente, no hacia sí mismo, sino hacia el Señor.

Los hombres cometen errores, pero Dios es perfecto en todos los sentidos.

Cuando la cabeza no está sana, todo el cuerpo inevitablemente está enfermo, igualmente el cuerpo irá donde su cabeza indique.

Como Roboam inició de bien su reinado para luego desviarse, desviando con él a todo el pueblo hacia la idolatría, así podemos ver como acontece tristemente en varias congregaciones de la iglesia actual. Que habiendo iniciado humildemente y fiel a las Escrituras, una vez establecida, su pastor decida alterar el mensaje para ampliar la audiencia y sus ofrendas.

Luego están los congregantes fieles a su pastor y no a Cristo. Que no examinándolo a la luz de las Escrituras, dan sí y amén a todo lo que éste proponga.

Con esta reflexión hoy se nos invita a la mirada introspectiva, para preguntarnos sobre cuál es nuestra motivación y quién es nuestra cabeza.

Y por si acaso resulte tener más peso otra motivación que no sea la del evangelio y otra autoridad que no sea la de Cristo, sean grabadas en nuestro corazón estas palabras del Señor:

"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."
Juan 15:5

























jueves, 27 de octubre de 2022

UN ACTO SAGAZ, 2 Crónicas 11:23

UN ACTO SAGAZ, 2 Crónicas 11:23 

Obró sagazmente, y esparció todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en abundancia, y muchas mujeres.
2 Crónicas 11:23 

Ultimamos el capítulo once referente a Roboam, en el que el cronista anota la dispersión planificada de sus hijos como un acto de sagacidad. 

Y es que debemos recordar que el rey tuvo predilección por uno de sus hijos, para hacerle sucesor al trono, quien no era, como mandaba la ley, su primogénito. 

También aconteció esto con anterioridad, ya que David dejó el trono a Salomón, teniendo más hijos que le precedían. 
Esto provocó que cada cual se viera en derecho al trono, lo que acarreó disputas entre los hermanos, además del juicio de Dios, del cual Natán dio aviso: "jamás se apartará la espada de tu casa". 

Sabiendo esto, he aquí su sagacidad, palabra que en otras versiones traducen como astucia, sabiduría o prudencia. Que teniendo en cuenta los acontecimientos del pasado, Roboam obrara en base a ello, impidiendo, en la medida de lo posible, no volver a caer en los errores de sus antecesores.  

Hacer uso de memoria es una forma de aprendizaje experimental. Y por lo que experimentó su abuelo, aprendió el nieto a procurar bienes y dominios particulares para cada uno de sus hijos, y a distanciarlos entre sí. 

Hay un pensamiento muy humano, que reza que desde que el mundo es mundo, no hay mejor enseñanza que la de los palos que da la vida. 

Palos que bien sirven de correctivos a quienes los tienen en cuenta, o de piedras de tropiezo a los que no. 

Y para que el pueblo de Dios no tropezara en el discurrir de su historia, el llamado a hacer memoria no le era consejo, sino mandato. 

"Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo."
Deuteronomio 5:15 

La memoria histórica ha sido una asignatura pendiente en el pueblo de Dios a lo largo de su existencia, y sus caídas recurrentes así lo indican. 

Durante el transcurso de la lectura Bíblica la historia de Israel se torna un continuo bucle en el que distinguimos claramente su caída, su clamor y su rescate. 

A veces pareciera que el pueblo de Dios se fuera a mantener en la bonanza para siempre, como cuando reinó Salomón. Pero aún en este caso fue el mismo rey el que evidenció que es inevitable que el hombre caiga, y que es necesario un Redentor. 

Y el Redentor se hizo carne y habitó entre nosotros. Y como expresó Juan: "Vimos su gloria. Gloria que recibe del Padre como Hijo Único, lleno de gracia y verdad." 

Muchos detectaron en Él al Mesías, pero mientras Jesús expresaba Su palabra libertadora, la necedad de ellos se hizo palpable al responder lo siguiente: 

"Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?"
Juan 8:33 

¿Cómo es posible olvidar su esclavitud en Egipto? ¿Es posible que olvidaran el exilio a Babilonia? ¿Y cómo conseguirían no recordar el crudo y largo periodo intertestamentario, del cual no se conoce profeta? 

Prefirieron olvidar, desobedeciendo el mandato y cerrando los ojos delante de Dios, predicándoles en su propia cara. 

Les acontecía lo que Salomón en uno de sus proverbios. 

"Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad."
Proverbios 26:11 

Llevado a la cruz, muerto, sepultado y resucitado, se cumplió el mensaje libertador: "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres", para todo aquel que creyó, cree y creerá en Él, desde el principio y hasta el día en que volverá para tomar Su trono, en todo Su poder y Su gloria.  

(Porque dicho sea de paso, aún los que vivieron bajo el Antiguo Pacto eran salvos por fe y no por obras, en donde la gracia de Dios se manifestaba en todo aquel que creyó en Su promesa.) 

Ahora, los creyentes que conformamos la iglesia y el cuerpo de Cristo, del cual Él es cabeza, no estamos exentos de la memoria histórica plasmada en la palabra de Dios. Pues ella, aunque podemos pensar que nos queda muy lejos, sigue palpándose en la actualidad, no en tiempo, pero sí en forma. De modo que las experiencias pasadas nos proporcionan la enseñanza y la aplicación en nuestro diario vivir. 

Debemos, pues, como sagazmente hizo Roboam, por la experiencia del pasado, tener nosotros también en cuenta toda la Escritura, y no solamente la neotestamentaria, como si lo demás no tuviera nada que ver con la iglesia y con nuestro diario caminar en Cristo. 

Y tenemos exhortación a ello: 

"Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza." 

"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."
Romanos 15:4 y 2 Timoteo 3:16-17 

Asimismo, ¿cómo olvidar de dónde Dios nos rescató, haciéndonos aceptos por medio del Hijo? 

Hoy es día de hacer memoria del pozo cenagoso de donde fuimos sacados por la mano extendida de Cristo. Podemos recordar también el abrigo de los brazos de nuestro Padre celestial en nuestros primeros días de vida en Él, y aquellos primeros pasos en Cristo, tomados de Su mano. 

Cada respuesta, cada bendición, cada caída y cada restauración... La memoria de todo ello nos va forjando a un cada vez más marcado carácter de Cristo. 

















martes, 25 de octubre de 2022

A SU GUSTO, 2 Crónicas 11:18-22

A SU GUSTO, 2 Crónicas 11:18-22

Y tomó Roboam por mujer a Mahalat, hija de Jerimot hijo de David, y a Abihail, hija de Eliab hijo de Isaí. La cual le dio a luz estos hijos: a Jeus, Semarias, y a Zaham. Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz a Abías, a Atai, Ziza, y Selomit. Pero Roboam amó a Maaca hija de Absalón sobre todas sus mujeres y concubinas; porque tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey.
2 Crónicas 11:18-22

Leyendo sobre Roboam, llegamos al conteo de sus mujeres y descendencia.

Claro, pudiera ser aplaudible,  humanamente hablando, que el hombre "sólo" llegó a tener dieciocho esposas y setenta concubinas, si las comparamos con el total del millar de mujeres que llegó a tener su padre. Pero siguen siendo muchas, y a ojos de Dios aún serían multitud de haberse tomado para sí solamente a dos.

Pero dada la dureza del corazón del hombre y sus debilidades, el mandamiento del Señor al respecto fue tal que así:

"Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia."
Deuteronomio 17:17

Un mandamiento bien conocido por el rey, además de la consecuencia de su desobediencia, habiendo tenido que experimentar con la división de Israel en dos reinos, en su propio reinado, el resultado del corazón desviado de su padre Salomón en su vejez, a causa de sus tantas mujeres.

Digamos que para Roboam (teniendo en cuenta lo visto en su casa o quién sabe cuán débil fuera su carne), no significaran muchas, las ochenta y ocho mujeres que en total tomó para sí.

Soportando Dios que el hombre pudiera tomar para él más de una esposa, ordenó ésto:

"Si un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida, y la amada y la aborrecida le hubieren dado hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida; en el día que hiciere heredar a sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito; mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura."
Deuteronomio 21:15-17

Pero bueno, una vez ya tomada no sólo una, ni dos ni tres, sino casi la noventena de mujeres que alegraran su corazón, raro sería que la primera fuese su preferida, pues no habría dado cabida ya a la segunda.

¿A qué hijo hizo Roboam su sucesor al trono? Obviamente, al que le dio su preferida, Maaca, que no era ni la primera, ni la segunda, sino la tercera, suponiendo que entre esposa y esposa no hubiera pasado alguna concubina por su lecho.

Y de sus primeras mujeres tuvo al menos tres hijos, antes que de Maaca. Pero el hijo de la preferida suele ser también el preferido del padre. Y la sucesión la decidió dar a Abías, su preferido.

Y he aquí la consecuencia de tomarse la sucesión a su gusto y no según el orden establecido:

"Y anduvo (Abías) en todos los pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de David su padre."
1 Reyes 15:3

El primer rey que hubo en Israel, este fue Saúl, de la tribu de Benjamín, fue puesto por Dios a petición e insistencia del pueblo, y según el agrado de ellos.

La aflicción de Samuel por tal petición no era poca, y orando al Señor, esta fue Su respuesta:

"Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos."
1 Samuel 8:7

Pues a su gusto tuvo Israel su primer rey, un rey que era alto, fuerte y con buenas dotes de guerrero. Pero también, impaciente, por cuanto no esperó al profeta Samuel y se adelantó ofreciendo él mismo el holocausto, irresponsable, por cuanto escondía con excusas su desobediencia, y envidioso, por cuanto deseó la muerte de David desde el mismo momento  en que éste destacó delante del pueblo por encima de su rey.

Sí, fue un rey al gusto del pueblo.

Dios revela en Su palabra Sus atributos pero también Su voluntad.

Y la palabra de Dios es clara, de manera que pueden leerla y entenderla tanto el joven como el anciano, y conocer el consejo Divino para vivir santa y piadosamente, según el carácter de Cristo.

Pero somos más débiles de lo que creemos, y son muchas las veces que actuamos en nuestro diario vivir sin haber presentado nuestra intención al Padre, para dejarnos guiar por el Espíritu Santo, según Su palabra. Sino que preferimos actuar a nuestro gusto o según nos parece.

Claro, luego llegan las consecuencias de nuestros actos y nos gusta mucho alzar el grito al cielo, como si no fuera con nosotros la responsabilidad de las decisiones que tomamos por nuestra cuenta.

Y cuando esto sucede, la Palabra de Dios empieza a tomar forma en nuestra mente, recordándonos la devastadora consecuencia que se obtuvo a causa de que Adán prefiriera, con su decisión de desobedecer a Dios, vivir a su gusto, y no según la voluntad Divina.

Sí, porque nuestro ideal es parecernos cada vez más a Cristo, pero como dice el Señor: "El espíritu a la verdad esta dispuesto, pero la carne es débil."  Y para no ser vencidos por la carne, nos impera "velad y orad" .

Y hoy puede ser ese día en que nuestro ánimo parece desfallecer. Porque sabemos en el fondo de nuestra conciencia que tenemos alguna parte de responsabilidad sobre estos problemas, ocasionados por aquellas decisiones, tomadas al márgen del consejo de nuestro Padre celestial, sino a nuestro gusto o parecer.

Pero el desfallecimiento nos sirva solamente para acudir al Padre, quien nos sostiene con Su mano, y nos fortalece para superar las consecuencias de nuestros errores.

Y si por si acaso nuestra vergüenza nos hace sentir indignos e inmerecedores del perdón de Dios... Consolémonos recordando que es cierto, ¡todos somos indignos e inmerecedores del perdón de Dios! Pero Cristo dignifica y perdona en Sí mismo y por Su obra salvífica en la cruz del calvario, a todo aquel que en Él cree, con corazón sincero y arrepentido.

"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."
Hebreos 4:15-16




















domingo, 23 de octubre de 2022

LA UNIFICACIÓN DE LOS FIELES, 2 Crónicas 11:16-17

LA UNIFICACIÓN DE LOS FIELES, 2 Crónicas 11:16-17

Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres. Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.
2 Crónicas 11:16-17

Durante el reinado de Roboam, de Judá, y en la adaptación de las tribus de Israel a la nueva división en dos reinos, las diez del norte fueron llevadas a la idolatría desde el mandato de Jeroboam y en adelante, y todos los reyes que le sucederán en el trono irán de mal en peor.

Los levitas sitos en el reino del Norte partieron al Sur, pero no fueron los únicos en salir. Otros que también pusieron los pies en polvorosa de ese lugar entregado a la idolatría, fueron todos los fieles de las diez tribus sometidas a Jeroboam.

Este éxodo supondrá la unificación de todos los fieles en un mismo reino, el de Judá. Cosa que hará, con el paso del tiempo, que a todo Israelita se le conozca como judío, aunque aún le tienen que acontecer más cosas a ambos reinos de Israel, hasta que esto suceda.

Bajo el estandarte de Judá subsistieron las doce tribus, dos de ellas claramente diferenciadas, que son Judá y Benjamín, luego los levitas y los fieles de las diez tribus que se dieron por perdidas al paso de las generaciones, con la total destrucción del reino del Norte.

Es de la tribu de Judá, del linaje de David, de donde nacerá el Mesías prometido, Jesús, Dios Hijo hecho carne y viniendo a morir según anunciaron los profetas, para librar del pecado y de la muerte a todo aquél que en Él cree.

Y a pesar de que el Mesías provenga en la carne (por cuanto se hizo hombre), de una nación, de un reino y de una tribu en concreto, la acción de Su obra salvífica consumada en la cruz del Calvario no se queda sólo ahí, sino que abarcará a toda lengua, tribu y nación, a todo hombre hasta los confines de la tierra.

Así dice el apostol Juan del Señor Jesucristo, con respecto a la universalidad de la promesa de salvación de Dios al hombre por medio del Hijo:

"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo."
1 Juan 2:2

El tiempo en que Jesús fue llevado ante Pilato y puesto a morir en la cruz del Calvario coincidía con la celebración de la Pascua judía, precisamente aquella en la que sacrificaban un cordero limpio y sin tacha, en recordatorio de la liberación de Dios a Su pueblo, de la esclavitud en Egipto.

La noche en que Dios iba a mandar muerte a todos los primogénitos en Egipto como último juicio de Dios contra la dureza del corazón de faraón, los israelitas debían sacrificar un cordero y tomarlo en familia dentro de sus casas, bañando, con la sangre resultante de su sacrificio, el dintel y los postes de la puerta de entrada de todos los pertenecientes al pueblo de Dios.

El cordero Pascual vino a ser, de todo el Antiguo Testamento, el tipo de Cristo que más representaba el plan eterno de salvación de Dios y Su inconmensurable amor y misericordia, viniendo a derramar, como manso cordero, hasta la última gota de Su sangre, por tal de que Dios pase por alto la muerte en todo corazón que se aferra a la justificación en Cristo, en reconocimiento de Su Señorío y Majestad, y con corazón contrito y sincero.

Tras Su muerte, sepultura y resurrección al tercer día, anduvo por cuarenta días más entre Sus discípulos, ya en Su cuerpo resucitado y ascendió luego a la diestra del Padre.

A diez días más, el cumplimiento de la promesa del Espíritu a los discípulos vino a coincidir con la festividad del Pentecostés, motivo principal, junto con la Pascua, del peregrinaje de todos los judíos dispersos por tierras extranjeras, que se acercaban a celebrar la fiesta solemne al templo, según la instrucción Divina.

Y de estos fieles que, a pesar de la distancia y de las dificultades, se trasladaban a Judea para acampar allá desde antes de Pascua y hasta pasado el Pentecostés, muchos acudieron al aposento alto, atraídos por el estruendo provocado al descender el Espíritu Santo en los allá congregados y en toda la casa.

No pocos fueron los que atendieron y creyeron a la palabra y al testimonio de salvación, sino indican las Escrituras que se estimó un grosso modo de tres mil personas, añadidas al cuerpo de Cristo y a Su iglesia por el Espíritu Santo.

Cumplida la promesa del Espíritu, nacía la iglesia de Cristo, inicialmente formada por judíos venidos de distintos lugares de medio oriente que, en su conversión, permanecieron unidos en Judea, congregados en un mismo sentir, sin salir de la ciudad.

Pero esto no es lo que les anunció el Señor que acontecería, cuando viniera el Consolador. Sino más bien dijo esto:

"pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."
Hechos 1:8

Un anuncio de la expansión del evangelio que acabó siendo posible tras la muerte de Esteban por manos judías y la consiguiente persecución a la iglesia, que esparció a los creyentes a otros pueblos y a sus lugares de origen.

También Dios dispuso que Saulo pasara de ser perseguidor de la iglesia a siervo suyo, presentándosele el Señor en persona y en Su gloria cegadora, para convertirlo en Pablo, el apostol a los gentiles.

En tres importantes viajes misioneros, e incluso se habla que pudo llegar a haber un cuarto en el que pisara España, el evangelio de Jesucristo alcanzó a personas de toda lengua y nación por las predicaciones de Pablo y su obra evangelística.

Una obra evangelística iniciada por Bernabé y Pablo, y que no se detendrá hasta que el Señor se lleve consigo a Su iglesia, en la que se evidencia el milagro del Espíritu Santo, uniendo en un mismo sentir y pensar a tan variopinto compuesto eclesial, que no distingue entre idiomas, razas o aspectos socio-culturales. 

Cristo, como en su día pudo significar Judá para los fieles que huyeron de la idolatría de cada una de sus tribus de procedencia, es el estandarte de la identidad común de todo creyente en Él, el que nos hace pensar, sentir y hablar a todos la misma cosa, por el mismo Espíritu morando en nosotros, que nos guía a toda verdad por el conocimiento de Su palabra, hacia un cada vez más marcado carácter de Cristo.

Gracias a Dios que, por Su inconmensurable amor y misericordia, permitió que todo aquel que huyó de la idolatría pudiera acogerse bajo el manto del reino del Sur.

Con los avances tecnológicos de las ultimas décadas hemos comenzado a asimilar la enorme diversidad entre los miembros de la iglesia alrededor del mundo y el milagro del estar unidos en un mismo sentir, en un sólo cuerpo.

¡Cuán impresionante será cuando nos encontremos todos ante la presencia de Dios, fundiéndonos en loores a nuestro Señor Jesucristo y a nuestro Padre celestial!

El evento más esperado de la iglesia, que es el día en que el Señor nos lleve con Él, está cada vez más cerca. Va siendo hora de desechar las diferencias que nos separan a causa de nuestro origen terrenal y fortalecer nuestra unión verdadera en Cristo Jesús, en gratitud y con gozo.

"¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!"
Salmos 133:1
























viernes, 21 de octubre de 2022

PIES EN POLVOROSA, 2 Crónicas 11:14

PIES EN POLVOROSA, 2 Crónicas 11:14

"Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén : pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová."
2 Crónicas 11:14

Continuando con el relato del reinado de Roboam, ya dividido el reino en dos, el cronista nos relata el éxodo de los levitas habidos en el reino del norte, el cual se conoce como reino de Israel, regentado por Jeroboam.

Y es que el monarca les impidió continuar con sus funciones sacerdotales allá en sus tierras, cosa que les llevó a trasladarse al reino de Judá para continuar con su cometido dado por Dios.

Jeroboam manifestó abiertamente su  rechazo a Dios, prohibiendo los cultos y sacrificios a Su nombre. Por lo que, de haberse quedado ahí, habría supuesto el consentimiento de ellos.

Marcharon, pues, poniendo los pies en polvorosa, como expresa el dicho popular, de los que marchan sin mirar atrás.

Tenemos un Dios que es misericordioso y paciente para con todos, por tal de que podamos llegar al arrepentimiento y ser salvos en Cristo.

Para ello el Padre nos entregó a Su Hijo para que, Dios Hijo hecho carne, viniera a satisfacer con Su vida el precio de la nuestra, endeudada hasta la muerte a causa del pecado.

De modo que nosotros podemos ser salvos tan pronto lleguemos al conocimiento del perfecto sacrificio en Cristo Jesús, en arrepentimiento y aceptación de Él como Señor y Salvador personal.

Antes de esto, Jesús anduvo por un tiempo entre Su pueblo obrando toda señal y milagro que indicaban que Él era el Mesías tan esperado por ellos, el Hijo de Dios.

Asimismo mandó a Sus discípulos a expandir el evangelio del reino, con la siguiente instrucción para con aquellos que les rechazaran abiertamente:

"Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad."
Mateo 10:14-15

Con la expresión "sacudid el polvo de vuestros pies" venía a decir que se despojasen de la inmundicia de ese lugar en donde estaban siendo rechazados.

Sabemos que es por medio de la Palabra que puede ser dada, por la acción del Espiritu Santo, la convicción de pecado.

Y aunque en este momento aún se regían bajo el Antiguo Pacto, la salvación del hombre ha sido siempre por gracia de Dios por medio de la fe.

Si bien aún no se había consumado la obra salvífica en la cruz del Calvario, sí que se tenía la Palabra de Dios anunciando la salvación por medio del Hijo de la promesa, la simiente de la mujer, el retoño de David y tantas otras formas más con las que el Señor Jesucristo fue anunciado desde que Adán pecó y hasta Cristo, por medio de todos los profetas habidos a lo largo de la historia de Israel.

Por lo que esa era la Palabra que anunciaban, al Mesías y Su reino, cercanos al hombre en la persona del Señor Jesucristo, para la reconciliación entre Dios y el hombre y para el establecimiento de Su trono perpetuo sobre Israel y sobre todas las naciones.

Quien escucha el evangelio puede escoger creer o no creer, arrepentirse o no, en el momento en que Dios lo ilumine por el Espíritu Santo, para la salvación de Su alma.

Es más, quizá en ese momento, a alguien no se le dá su decisión de arrepentirse. Puede que más adelante en el tiempo le surja una situación que le lleve a recordar las palabras que escuchó del evangelista, y esta vez sí acepte el llamado a la salvación.

Pero cuando alguien se niega incluso a que se le pueda dar el evangelio, ¿cómo podrá llegar a la oportunidad de arrepentirse? Ya se la ha negado a sí mismo, no permitiendo que sus oídos escucharan el mensaje.

No en vano dice Pablo:

"¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!"
Romanos 10:14-15

La expansión del evangelio de salvación es una labor dada por Dios exclusivamente a la iglesia de Cristo, para que esta sea la portadora de Su luz al mundo, a través de la cual el Espiritu Santo actúa dando vista al ciego y restaurando el pie del cojo, para que pueda ver y seguir a Cristo.

Ahora bien, una vez dado el mensaje y este es escuchado, la semilla ya fue esparcida y ahora sólo resta dejarlo en manos de Dios y marchar hacia otro lugar.

En caso de que alguien acuda al llamamiento de salvación, allá habrá otro hermano, pero si la respuesta es el rechazo, ¿a qué insistir?, ¿acaso queremos con nuestra insistencia provocar que el incrédulo añada más pecado a su pecado? Mas es muestra de amor evitar que eso suceda y esperar que en un futuro se arrepienta.

Aunque la obra evangelística de la iglesia del primer siglo tenía por objetivo expandirse cada vez más sobre la tierra, la iglesia actual ha adquirido un concepto de evangelismo diferente, el cual suele darse dentro de las congregaciones a la espera que los incrédulos vengan por su propio pie a escuchar el mensaje de salvación.

Luego centramos nuestra zona de acción externa en puntos clave como el entorno familiar, el trabajo y poco más, cargando siempre a las mismas personas con el mismo mensaje, cada vez que se acerca la campaña evangelística a pesar de que con nuestro empeño vayamos a provocar los chistes e insultos de los burlones de turno.

Que sobre esto también avisó el Señor a Sus discípulos:

"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen."
Mateo 7:6

Esto no quiere decir que no prediquemos el evangelio, sino que donde ya ha sido predicado y claramente rechazado, no insistamos más, para evitar males gratuítos, y confiemos en el mensaje que ya se dio, pues a través de él aún puede obrar el Espiritu Santo en cualquier momento, pues dice el Predicador: "Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos".

En tiempos de Roboam, los levitas que querian continuar con su obra sacerdotal en el reino del Norte tuvieron que emigrar al Sur, allá donde el nombre de Dios no era rechazado.

Del mismo modo que si se hubieran quedado en sus lugares habrían dejado de ejercer la labor por la que fueron llamados, cada creyente que se estanca en un sólo punto de acción y no se mueve, se hace infructuoso, insípido e imperceptible en la obra del Señor.

Puede que hoy vaya siendo el día de desenrollar nuestro mapa de misiones y valorar si acaso se pueda parecer en algo al del apostol Pablo:

"Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán."
Romanos 15:20-21














martes, 18 de octubre de 2022

EL VERDADERO ENEMIGO, 2 Crónicas 11:1-10

EL VERDADERO ENEMIGO, 2 Crónicas 11:1-10

Y habitó Roboam en Jerusalén , y edificó ciudades para fortificar a Judá. Edificó a Belén, Etam, Tecoa, Bet-sur, Soco, Adulam, Gat, Maresa, Zif, Adoraim, Laquis, Azeca, Sora, Ajalón, y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín.
2 Crónicas 11:5-10

Iniciamos la lectura del capítulo once, donde continuamos sabiendo algo más sobre el reinado de Roboam, en el estreno de un Israel dividido en dos reinos.

El regusto amargo por el desplante de las tribus de Israel hacia Judá, con excepción de Benjamín, provocó en Roboam las ganas de pelear contra ellos, por tal de hacerles volver a unirse en un sólo reino.

Entre tanto ya tenía todo planificado, Dios le advirtió:

"Así ha dicho Jehová: No subáis ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque yo he hecho esto."
2 Crónicas 11:4a

Obedeciendo, Roboam se centró, pues, en fortificarse contra futuros ataques enemigos. No pensando en los del norte, como tales, por cuanto eran hermanos, sino fortificando las ciudades más sureñas de su reino.

Roboam conseguía desquitarse de su desavenencia con Jeroboam, centrando su atención en su verdadero enemigo, el cual era Egipto, y no el reino del Norte, que al fin y al cabo continuaba siendo parte del pueblo escogido por Dios, formado por los hijos de Israel, bajo la ley de Moisés y con Abraham por padre.

Ya lo dijo el Señor Jesucristo, cuando los fariseos lo acusaron de echar demonios por Beelzebú:

"Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá."
Mateo 12:25b

¡Cuán deseable sería para las naciones paganas de alrededor que Israel se atacase a sí misma!

Acabaría siendo un banquete en mesa de sus enemigos, comidos fácilmente por ellos a causa de su conflito interno.

A pesar de que la nación acabó dividida en dos reinos, ambas continuarían bajo el amparo del Dios de Israel, bajo la sujección de la ley de Moisés y bajo la misma identidad en Isaac, como hijos legítimos de Abraham.

Además, aunque esta separación acentuaría la consagración del linaje de Judá, escogido para enviar al Mesías prometido desde el tiempo en que Adán pecó, anunciándolo como la simiente de la mujer, el cumplimiento de la promesa alcanzará a todo Israel. Y no solamente a ellos sino que, por medio de ellos, será expandida la gracia de Dios por todas las naciones.

Al tiempo, Dios Hijo se humanó y habitó entre nosotros y, muriendo y resucitando al tercer día, según Su anuncio al pueblo, ascendió a la diestra del Padre y nos envió al Espíritu Santo, para la regeneración, la santificación y la morada en todo aquel que en Él cree, en virtud de nueva criatura y de receptáculo de vida eterna, en Cristo Jesús.

Nacía pues, tras Su ascensión, la iglesia de Cristo. Gran misterio que tomaba forma como el cuerpo místico del Señor, siendo Él la cabeza y cada creyente, sus miembros.

Miembros no solamente judíos, sino de toda lengua, tribu y nación, unidos en un mismo Espíritu, sintiendo y proclamando todos la misma cosa: el amor de Cristo y Su evangelio de salvación.

En los inicios de la iglesia, su diversidad de razas y culturas fue muy difícil de asimilar, sobretodo por los creyentes judíos, a quienes les tocaba derribar todo el rechazo contra los gentiles que heredaron de generación en generación y desde la confirmación de Israel como un pueblo consagrado a Dios.

A causa de esta desavenencia existía un conflicto interno en la iglesia sita en Roma, que hizo necesario que Pablo les escribiese una carta, por tal de apaciguar las antipatías entre los creyentes judíos y los gentiles.

"Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios."
Romanos 15:5-7

Un llamado a la unidad en un mismo sentir, por el bien del objetivo común, según la voluntad de Dios, de que Su gracia sea esparcida por todo el mundo y sea glorificado en Cristo desde todas las naciones de la tierra.

Porque así lo ordenó el Señor, primeramente a Sus discípulos:

"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
Mateo 28:19-20

Y confirmándolo después a Pablo:

"Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra."
Hechos 13:47

Desde el inicio de la iglesia Satanás busca sembrar discordia entre los hermanos, intentando crear un conflicto tal, que el cuerpo de Cristo acabe atacándose a sí mismo y, por ende, llevado a su autodestrucción.

Sabemos por medio de la Palabra que esto no va a acontecer. Pero también sabemos que, a lo largo de la historia y por las limitaciones de la comprensión humana, se han ido dando diferentes grupos denominacionales dentro del cristianismo. Que lejos de fortalecer las coyunturas del cuerpo de Cristo, las fisura. De modo que hay cristianos que tratan con mayor dureza y antipatía a sus propios hermanos en Cristo que a los no creyentes, por el tema denominacional.

Disputas contra las que Pablo también tuvo que lidiar, en este caso, en la iglesia de Corinto:

"Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo?"
1 Corintios 1:12-13a

Roboam veía que las diez tribus separadas del reino de Judá serían un problema a largo plazo, y quiso luchar por volver a ser de nuevo la nación unida que regentó su padre. Pero él consiguió vencer esa animadversión y ocuparse en la defensa contra el que era su verdadero enemigo: Egipto.

Del mismo modo nos toca pasar por alto las diferencias doctrinales entre hermanos con los que compartimos la misma fe sin que afecte en lo básico al fundamento en Cristo. 

No demos más lugar al verdadero enemigo, generando conflictos internos que nos debilitan y descentran de nuestro principal objetivo.

Hoy es día de escuchar la voz del Señor, en boca de Juan diciendo:

"Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano."
1 Juan 4:21



















domingo, 16 de octubre de 2022

LA RUPTURA ANUNCIADA, 2 Crónicas 10

LA RUPTURA ANUNCIADA, 2 Crónicas 10

"Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio;"

"Y les respondió el rey ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los ancianos, Y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo: mi padre os castigó con azotes, mas yo con escorpiones."
2 Crónicas 10:8, 13 y 14. 

El capítulo diez del segundo libro de Crónicas nos habla de Roboam, el sucesor de Salomón después de que este muriera.

En ese entonces estaba Jeroboam exiliado en Egipto, porque se le había profetizado que reinaría sobre diez de las doce tribus de Israel, y a causa de ello Salomón ordenó eliminarlo.

"Y tomando Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos, y dijo a Jeroboam: Toma para ti los diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus; y él tendrá una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus de Israel."

"Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón."
1 Reyes 11:30-32 y 40

Jeroboam vendría a ser el artífice de la separación de Israel en dos reinos, no por él, sino por Dios, a causa de la caída de Salomón en la idolatría.

Sucedió pues que, muriendo Salomón y siendo nombrado Roboam, su hijo, en sucesión al trono, este hecho no fue bien acogido por Jeroboam ni por todo aquel al que le llegara el anuncio de lo que le profetizó Ahías, simpatizantes de Jeroboam a quienes, además, Salomón gravó unos altos impuestos para impedir que organizaran una revuelta en su reino.

Vuelto Jeroboam y según nos relata el cronista, la ruptura anunciada iba a darse sí o sí, al tratarse de algo que Dios ya había dispuesto por la traición de Salomón. Pero podría haberse dado de forma pacífica si Roboam hubiera atendido a los ancianos.

Mas como lo que le propusieron éstos no se ajustaba a su carácter, fue a escuchar a sus amigos, más jóvenes y acordes a sus pensamientos, desencadenando, con su despotismo y arrogancia, una serie de conflictos entre los dos reinos, que se irán sucediendo hasta la caída del reino del norte por manos asirias. 

Roboam fue el protagonista de la ruptura anunciada de Israel, y su separación en dos reinos. En su mano estuvo tomar el consejo de los ancianos, que lo encaminaban a mostrar humildad por tal de evitar conflictos. Pero se decantó por escuchar a sus amigos jóvenes, inexpertos, orgullosos y sedientos de poder.

En la palabra de Dios tenemos el sabio consejo, el cual también nos es dado por los siervos de Dios fieles a ella y que sirven al cuerpo de Cristo como ancianos, en la exposición de las Escrituras, la enseñanza y la consejería pastoral.

Generalmente la Palabra de Dios obra confrontando los corazones de quien la recibe, y esto no suele gustarnos cuando buscamos un consejo afín a nuestra carne.

¿Cuántas veces hemos declinado buscar el consejo pastoral para echar mano de algún hermano cercano, que nos acabe aconsejando según nos interesa?

Cuando seguimos un mal consejo nuestra paz se torna conflicto, provocando un choque entre nuestra voluntad humana y la del Espíritu, que, si no corregimos a tiempo, podrá afectarnos al resto de la vida de fe en Cristo, durante nuestra estancia en este mundo.

Asimismo, ¿cuántas veces hemos aconsejado a hermanos, no siendo nosotros ancianos ni estando preparados, y aún habiéndolo hecho con la mejor de las intenciones, el tiempo nos ha enseñado que nuestro consejo no era conforme a la palabra de Dios?

Hoy es día de dejar las vergüenzas y el orgullo, y aceptar la palabra sabia en nuestras vidas.

"El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado."
Proverbios 13:20





















sábado, 15 de octubre de 2022

EXCESOS, 2 Crónicas 9:22-28

EXCESOS, 2 Crónicas 9:22-28

"Y excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría."

"Y acumuló el rey plata en Jerusalén como piedras, y cedros como los cabrahigos de la Sefela en abundancia. Traían también caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países."
2 Crónicas 9:22, 27-28

Ultimando el relato de la vida y obras de Salomón recopiladas por el cronista, se ofrece una pequeña pincelada de la grandeza de su reino en cuanto a poder y riquezas.

Se nombra que su trono fue el más portentoso habido jamás entre los reinos de la tierra, realizado en marfil y bañado de oro puro, con seis gradas, un estrado de oro y dos leones por grada y trono, uno en cada lado.

Luego comenta que su riqueza fue tal que hizo que la plata fuese tan común en su reino como las piedras, muy abundantes en la zona. Así como los cedros, que los hizo tan abundantes como los cabrahigos, que son los sicóromos, muy prolíficos en la llanura de la región.

En cierto modo relacionamos que todas las riquezas de Salomón fueron producto de la buena gestión de su reinado, a causa de su sabiduría, dada por Dios.

La mayor riqueza de Salomón residía en su sabiduría, no suya propia, sino otorgada por Dios en respuesta de su petición, al inicio de su reinado.

Todo lo demás, la abundancia de lo material, viene a ser el fruto de un reino gobernado sabiamente.

El hombre fue creado y puesto por Dios en medio del más abundante, bello y fértil huerto, en Edén, de donde no debió salir nunca. Es por eso que, por defecto, va a buscar siempre abundar en sus bienes materiales. No es malo abundar en ellos, si se administran bien y se tiene un corazón generoso. El problema está en que de la abundancia al exceso hay un paso muy corto, pero el suficiente para peligrar en la integridad moral de quien lo posee.

Dios dejó mandato expreso para quien fuera rey en Israel, en cuanto a ostentar para sí de más.

"Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia."
Deuteronomio 17:16-17

Y aunque el cronista sólo fue inspirado a escribir sobre de la riqueza y los caballos del rey Salomón, por la lectura Bíblica sabemos que se le contó un grosso modo  de mil mujeres, entre esposas y concubinas.

Tal exceso envaneció su corazón, desviándolo en pos de los tantos ídolos que veneraban sus tantas mujeres.

Pero como el mismo Salomón escribe:

"Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto."
Eclesiastés 9:4

Aún pudo volver a Dios y ser restaurado de todo aquél exceso que desvió su corazón.

El ser humano es terco a causa del pecado que le conduce a hacer el mal. Tan terco que a menudo le es necesario aprender a base de palos.

Salomón aprendió a tener más miramiento con respecto a los excesos en la etapa final de su vida, a causa de su grave caída en idolatría.

Y en la actualidad podemos disfrutar de versos que dejó plasmados con respecto a los excesos.

"Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios."
Proverbios 30:8-9

El pan necesario, ni más ni menos, para no ensoberbecerse en la abundancia de las riquezas y no rebelarse en la angustia de la escasez.

Sobre tales extremos también escribió Pablo, desde la aceptación y el contentamiento.

"No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece."
Filipenses 4:11-13

Mandamiento de Dios es no codiciar los bienes ajenos. Y menos los que somos de Cristo que, como tal, gozamos de un más abundante tesoro que Adán, como beneficiarios de la vida eterna en Cristo Jesús. El cual es, indiscutiblemente, la mayor de las riquezas que jamás podrá obtener el hombre.

Llega el momento de mirar hacia nuestro nivel de contentamiento y fidelidad a Dios, en nuestro diario vivir.

Hoy es día de buscar aquel exceso que nos está impidiendo mantener una relación más cercana con nuestro Señor y Salvador personal.

¡Qué más quisiéramos, algunos, que nuestro exceso se tratara de tanta riqueza, como la de Salomón! No siendo el caso, podemos estar excediéndonos en otras áreas, como lo son las redes sociales, la televisión o el ocio... O quizá nuestro exceso se llame trabajo, deporte o estudios...

El mayor tesoro y la más impresionante riqueza que tenemos se llama Cristo y, por más que crezcamos en Él, jamás lo tendremos en exceso.

Y si por si acaso nos abordara la inseguridad y el desasosiego a causa de nuestras carencias o necesidades materiales, tengamos en nuestro corazón estas palabras de Pablo, y demos gracias a Dios por adoptarnos como sus hijos.

"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto."
1 Timoteo 6:6-8
















jueves, 13 de octubre de 2022

UN CORAZÓN GENEROSO, 2 Crónicas 9:12

UN CORAZÓN GENEROSO, 2 Crónicas 9:12

Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su tierra con sus siervos.
2 Crónicas 9:12

Tras un tiempo de largas conversaciones intercambiando las dudas de la una por las respuestas del otro, llegaba el momento en que la reina de Sabá se volvía a su tierra.

Y el cronista es inspirado a plasmar también este acontecimiento, haciendo constar los presentes habidos entre los dos.

La reina de Sabá no vino de vacío, sino que trajo unas arcas bien llenas para el rey. Presentes no solamente correspondidos por él. Sino que, además, superando de largo todo lo que ella quiso y pidió.

Estas letras nos retratan un rey sabio, temeroso de Dios, amplio en riquezas y en poder político y social, pero, ante todo, con un corazón generoso.

La generosidad es un valor propiamente Cristiano, por cuanto no hay mayor acto de generosidad que la del Hijo dándose a Sí mismo por nosotros en la cruz del Calvario.

Y este es el mayor acto de amor que ha habido en todos los tiempos:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él."
Juan 3:16-17

Cuando Jesús, que es Dios Hijo, se hizo hombre y habitó entre nosotros, ocupó aproximadamente tres años y algo más de tiempo en Su ministerio evangelístico.

Durante este tiempo mostró las señales que acreditaban Su deidad y confirmaban la promesa del Mesías en Su persona. También impartía enseñanzas a quienes le seguían, con respecto al reino de Dios y a la corrección de los mandamientos dados a Moisés, interpretación de los cuales, se fue degenerando por la ambición de los representantes de Israel, asimismo sirvió de ejemplo de vida a todo discípulo suyo, tal como Él invitara:

"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;"
Mateo 11:29

Y con su "aprended de mí" invitaba a sus escuchantes a ser como Él. Generosa invitación sólo posible tomando Su vida, la que derramara en el Gólgota hasta la última gota de Su sangre.

Una vida eterna, la suya, dada en abundancia a todo aquel que en Él cree y, arrepentido, se aferra a Su perdón y a la nueva identidad que le es dada como hijo de Dios por el bautismo del Espíritu Santo, morando en cada creyente y sellándolo en un sólo cuerpo del cual Cristo es cabeza.

Así es que, sin merecer otra cosa que no sea la muerte, por nuestra naturaleza caída desde Adán, Jesús toma nuestra condenación y la hace suya por amor. Martilleante, la condena toma parte de cada clavo, en la cruz del Calvario, mientras traspasa Sus pies y Sus manos.

Entonces un "consumado es" sale de Su boca en Su último aliento, condena saldada y anulada la acción de la muerte.

Jesús murió, fue sepultado y se lloró Su muerte por tres días. Y no hubo un cuarto, pues este fue día de celebración al Cristo resucitado.

No hay mayor regalo que jamás alguien pueda recibir, que Cristo. Que, después de Su ascensión a la diestra del Padre, aún nos haría receptores del regalo del Espíritu Santo, poniendo en cada creyente un corazón nuevo y una nueva identidad, la de Cristo, y con ella, Su carácter.

Ahora, viendo el corazón generoso de Salomón y, aún más, el de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, sólo queda mirar introspectivamente y examinar nuestro corazón, por si acaso no lata en él la misma actitud dadivosa.

A veces nos cuesta abrir las manos para dejar ir de lo nuestro y dárselo a otros. Pero si dejamos de pensar en lo nuestro como de nuestra pertenencia, sino lo que Dios ha permitido que tengamos para la administración de ello, las manos se abrirán generosamente en gratitud a Dios.

No tiene por qué tratarse de algo material, aunque por ahí se empieza, (como Santiago ponía como ejemplo a los que se jactaban de su fe pero no ayudaban al prójimo).

"Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?"
Santiago 2:15-16

También podemos y debemos ser ampliamente generosos en presentar unas manos abiertas y llenas de la gracia de Dios para que alcance a muchos, así como Pedro al cojo sentado ante la puerta llamada "La Hermosa".

"Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios."
Hechos 3:6-9

Recuerdo una frase en una canción secular muy conocida que dice: "Dar solamente aquello que te sobra nunca fue compartir, sino dar limosna." Y aunque el contexto de la canción está ambientado en una ruptura sentimental, la frase es aplicable a cualquier escenario que tenga que ver con un corazón egoísta que intenta aparentar altruismo dando de sí nada más que las migajas del fondo de su bolsillo.

Y la reflexión nos invita al autoexamen, preguntándonos si cerramos las manos para guardarnos las bendiciones para nosotros solos o si las abrimos para que la gracia de Dios llegue al disfrute de quienes nos rodean.

Hoy es día de valorar qué estamos dando de nosotros mismos, como hijos de Dios y por compasión a las almas. Quizá asemejándonos más al generoso corazón de Salomón, (recordando que nosotros recibimos mayor riqueza que él, por el conocimiento de Cristo y morando en nosotros el Espíritu Santo), podamos aspirar a un carácter más afín a Cristo y a la voluntad de nuestro Creador y Proveedor de la vida.

"El hombre de bien tiene misericordia, y presta; Gobierna sus asuntos con juicio, Por lo cual no resbalará jamás; En memoria eterna será el justo. No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo. Reparte, da a los pobres; Su justicia permanece para siempre; Su poder será exaltado en gloria."
Salmos 112:5-9




















domingo, 9 de octubre de 2022

CONFIRMADO EN PERSONA, 2 Crónicas 9:5-7

CONFIRMADO EN PERSONA, 2 Crónicas 9:5-7

Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de tus cosas y de tu sabiduría; Mas yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto: y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú superas la fama que yo había oído. Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos siervos tuyos, que están siempre delante de ti, y oyen tu sabiduría.
2 Crónicas 9:5-7

Continuando con la visita de la reina de Sabá a Salomón, el cronista la describe como sincerándose al rey sobre el escepticismo que la hizo comprobar, con sus propios ojos, si era realmente cierto lo que decían sobre él.

El escepticismo es un recelo personal del que alguien puede echar mano, en defensa de su razonamiento personal, según su entendimiento y en la lógica de su propia experiencia de vida.

La reina de Sabá recibió con escepticismo todo lo que oyó decir sobre ese rey en Israel que supuestamente era tan sabio y destacado de entre los reyes.

El escéptico es incrédulo hasta que se demuestra la veracidad de aquello que su razonamiento humano se negaba a asimilar. Si el acontecimiento el cual ha escuchado, una vez investigado y comprobado personalmente, acaba siendo falso, cerrará el oído al tema para no escucharlo más.

Pero si el escéptico consigue confirmar la veracidad en primera persona, automáticamente todas aquellas dudas que envolvían su mente, desaparecen, y difícilmente podrá debilitarse su fe en aquello que antes le costaba creer.

Cuando alguien nos pregunta sobre algún personaje escéptico en la Biblia, el primer nombre que nos viene a la cabeza es el de Tomás, discípulo de Jesús y uno de los escogidos entre sus doce apóstoles.

Él quedó tan sumamente impactado al ver morir a Jesús en la cruz del Calvario que no conseguía asimilar como cierto el testimonio de Su resurrección y de Su visita física al resto de Sus discípulos.

"Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré."
Juan 20:25

Pudiera ser que en Tomás influenciara el pensamiento propio de los saduceos, que no creían en la resurrección de los muertos. De modo que el haber visto morir a Jesús con sus propios ojos le embotara la fe en aquellas palabras que Jesús dejó en preaviso:

"Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día."
Lucas 9:22

Según la ley judía un testimonio es verídico siempre que haya dos o tres testigos que lo corroboren como tal.

Pero si del sólo testimonio de los hombres dependiera que Tomás creyera en Jesús resucitado, jamás hubiera creído. Los testigos vinieron a hacer una labor similar a la del profeta Juan, anunciar al pueblo lo que Jesús confirmaría en Su ministerio.

Y por supuesto que Tomás creería de ver al Señor resucitado cara a cara, en la próxima ocasión que se presentara entre Sus discípulos. Pero la compasión de Dios por el dolido corazón de Tomás, envuelto en su escepticismo, permitió a éste tocar con sus propias manos las marcas de Su sacrificio, eliminando todo lugar a duda y afianzando su fe para siempre.

Dios, que es Omnisciente, conoce que el corazón del hombre es escéptico de por sí, a causa de su pecado. Por eso, Jesús se hizo con tres testigos de entre sus doce escogidos, para confirmar Su señorío, Su poder y Su gloria.

Jacobo, Pedro y Juan fueron llevados con Él a un monte, el cual llamamos de la transfiguración, porque allá mismo Jesús les manifestó Su cuerpo glorificado, en el centro, entre Moisés y Elías.

Y por boca de estos tres testigos se anunciará la gloria Dios y la vida eterna en Cristo, ante los judíos, y más adelante, ante todo aquel que ha podido acceder y accederá a todo testimonio escrito que aparece en la Biblia y en documentos históricos sobre los inicios de la iglesia primitiva.

La Biblia es la palabra de Dios, viva y eficaz, a través de la que Él se manifiesta de una forma personal a todo aquel que accede a ella, aunque sea con escepticismo, mas con un corazón abierto al conocimiento de Dios y de Sus obras.

También la Biblia es una espada de doble filo, esto es, que tanto afirma la fe de aquel que en ella viene a buscar a Dios o a saldar y confirmar dudas, como endurece y cauteriza la conciencia de quien la utiliza mal, deliberadamente, para engañar y esclavizar a los hombres, así como hiciera Satanás, que es la serpiente antigua, con Eva y como pretendió hacer también con Jesús, tentándole, durante su estancia en el desierto, tergiversando la palabra de Dios.

Esas conciencias cauterizadas vienen a ser la herramienta de Satanás para insuflar el engaño entre la iglesia y hacia aquellos que creen estar cercanos a Dios sin haber accedido siquiera a un conocimiento mínimo de Su palabra y del evangelio de Jesucristo.

Ya desde el primer siglo de la iglesia se manifestó este problema. Que habiéndose infiltrado los falsos conversos entre los cristianos verdaderos, estos se ocupaban de torcer las Escrituras y desviar el mensaje del evangelio por tal de que los creyentes abandonaran la verdadera fe en pos del engaño.

También debemos recordar que, además de las persecuciones por parte de los romanos, la iglesia primitiva sufría del acoso de los judíos, los cuales tenían un altísimo conocimiento Escritural, mas velado por la religiosidad.

En tiempos de la iglesia primitiva la gran mayoría de cristianos vivían dispersos a causa de la fuerte persecución que se sufría en Judea y alrededores. Aunque estos expatriados pudieran llevar una vida algo más relajada lejos de allá, la presencia de sinagogas judías en cada ciudad ponía en peligro su fe, tentados por los religiosos a volver a la ley y a negar a Cristo a cambio de asilo y protección contra los perseguidores romanos.

Le fue necesario a Pedro escribirles una carta para que perseveraran fielmente en la fe, ante todo ese sufrimiento, instándoles a estar preparados para responder en todo momento en defensa del evangelio.

"Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo."
1 Pedro 3:14b-16

A partir de estos versos conocemos la palabra apología, que es la utilizada en griego por el autor original, cuando habla de presentar defensa de la fe. Esa defensa verbal es, pues, la apología, y la apologética cristiana es la ciencia que la estudia a través de la palabra de Dios y prepara a todo creyente contra el escepticismo y los ataques de quienes niegan a Dios.

Es necesario también tener en cuenta esto, que la apologética es un buen recurso para la presentación del evangelio, ya que apela directamente al razonamiento humano. Mas hay una única forma de que el corazón escéptico sea convencido de pecado, que es la obra del Espíritu Santo directamente en la persona.

Del modo en que la reina de Sabá creyó firmemente en la sabiduría de Salomón y en sus proezas, asimismo Tomás desechó toda duda al tocar la llaga del Señor resucitado, el Espíritu Santo conduce a la confirmación inequívoca del evangelio anunciado en todo aquel que lo atiende, despertando su conciencia para el arrepentimiento y la salvación de su alma.

Nosotros creímos por la palabra de Dios y atendimos al llamado del Espíritu Santo. Por tanto, fuimos rescatados y bautizados por Él en el cuerpo de Cristo.

Debemos recordar el milagro que experimentamos en su día, cuando la redención en Cristo nos fue confirmada en persona, aún sin verlo ni tocar siquiera sus llagas, por la acción del Espíritu Santo.

Y este es el testimonio que anunciamos para la salvación de muchos:

"Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero."
1 Timoteo 1:15

Hoy es día de poner nuestro pensamiento y oraciones en todo aquel corazón que recibe con escepticismo nuestro testimonio de vida en  Cristo, para que puedan ser llamados bienaventurados por el mismo Señor Jesucristo, así como la reina de Sabá a los hombres de Salomón, y el Señor a todo aquel que en Él cree:

"Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron."
Juan 20:29



















jueves, 6 de octubre de 2022

UN TESTIMONIO ASOMBROSO, 2 Crónicas 9:3-4

UN TESTIMONIO ASOMBROSO, 2 Crónicas 9:3-4

Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, Y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada.
2 Crónicas 9:1-4

La visita de la reina de Sabá a Salomón es el acontecimiento más recurrido en el guión de cualquier película basada en la vida de este rey.

A esta legendaria mujer se le atribuye popularmente el sobrenombre de sulamita, en suposición de que ella fuera la amada del protagonista en el Cantar de los cantares, escrito por el rey Salomón.

Ella quedó embelesada por la sabiduría del rey y ambos se intercambiaron presentes,  además de las extendidas conversaciones que surgieran entre ellos, por la curiosidad de la reina.

A pesar de que debía de estar más que acostumbrada a entornos más que pudientes, al pertenecer a la realeza, la reina de Sabá quedó envuelta en asombro al ver la sabiduría de Salomón y la esplendidez de sus obras y de su casa.

Estas líneas nos muestran, pues, el asombroso testimonio de un rey obrando según la ley de Dios y con gran sabiduría, dada por Él.

Salomón temía a Dios, y más aún, en cuanto le cayó el peso de la corona sobre su cabeza, recordando los consejos de David, su padre, el día en que fue nombrado para su sucesión.

"Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas; para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren mi camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel."
1 Reyes 2:2-4

Y así como escribió Salomón mismo, en el libro de Proverbios, que el principio de la sabiduría es el temor de Jehová, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia, esta fue su petición especial a Dios, el día en que le fue concedida:

"Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé."

"Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?"
1 Reyes 3:5 y 9

Se cumplía, entonces, la afirmación de Santiago en su carta: "Si alguien tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada."

"Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar. Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios."
1 Reyes 4:29-30

Durante la lectura Bíblica podemos observar a más personas que asombraron a muchos con su testimonio de vida. Podríamos recordar a José, ante faraón en Egipto, y a Daniel, ante Belsasar en Babilonia, dos varones que llegaron a ostentar un cargo similar al del rey a causa de su fidelidad a Dios y de la sabiduría adquirida por temor a Él.

De hecho, ambos prosperaron en la adversidad de la esclavitud, en medio de un entorno pagano. Por lo que el entorno no es excusa que justifique el interior del corazón de nadie.

Pues si para ellos no hubo excusa, tampoco la hay para nosotros. Porque la fe es la misma que salva antes que ahora. Por cuanto bajo el Antiguo Pacto nadie pudo ser salvo por obras, mas muchos aguardan la resurrección en Cristo porque creyeron en la promesa antes, incluso, de que Jesús naciera.

A veces pecamos de dramáticos, lamentándonos por vivir en este mundo lleno de maldad, como si el caso fuese la causa de descuido en nuestra vida devocional. Que es la que nos alimenta y fortalece la fe, el temor y la fidelidad a Dios, virtudes que hacen reflejar en cada creyente un cada vez más marcado carácter de Cristo, testimonio asombroso y recurso perfecto para llevar Su luz por el mundo.

Por lo que hoy es día de dejar de lamentarnos y de culpar al mundo por nuestro desánimo, afrontar los días aferrándonos con fe a la palabra de Dios y pisando el camino de victoria en victoria.

Y si los quehaceres diarios nos causan malestar o agotamiento, hagámoslos pensando que son para nuestro Padre celestial, quien nos mira de bien cerquita y nos llena de gracia y fuerzas de flaqueza, para el asombro de los demás.

"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís."
Colosenses 3:23-24






















lunes, 3 de octubre de 2022

TODO PREPARADO , 2 Crónicas 8:14-16

TODO PREPARADO, 2 Crónicas 8:14-16 

Y constituyó los turnos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo ordenado por David su padre; y los levitas por sus cargos, para que alabasen y ministrasen delante de los sacerdotes, cada cosa en su día; asimismo los porteros por su orden a cada puerta: porque así lo había mandado David, varón de Dios. Y no se apartaron del mandamiento del rey, en cuanto a los sacerdotes y los levitas, y los tesoros, y todo negocio: porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que se pusieron los cimientos de la casa de Jehová hasta que fue terminada, hasta que la casa de Jehová fué acabada totalmente.
2 Crónicas 8:14-16 

A un capítulo de que se concluya el relato del reinado de Salomón desde su inicio en el trono y hasta su muerte, el cronista reitera sobre la previa preparación de toda la obra del templo y la disposición sacerdotal, ya planificada desde el trono de David, su padre. 

Y conforme a esa planificación, así se hizo. Claro que hubo detalles como acabados o diseños puramente decorativos que delataban la participación en la obra de labradores extranjeros, pero todo lo principal fue estrictamente fabricado y colocado según el plan establecido. 

Asimismo como la composición del sacerdocio y sus funciones, meticulosamente organizadas según dispuso el rey David. 

Dios creó al hombre con libertad de escoger pero, como en la obra de Salomón no hubo lugar a la improvisación, en cuanto al plan eterno de salvación Dios no ha dejado cabo suelto. Su plan nunca se va a ver frustrado, decida lo que decida el hombre. 

Dios en Su omnisciencia puede usar la propia elección humana en favor de Su plan, del mismo modo que usó la envidia de los hermanos de José para que éste llegara a gobernar en Egipto para asegurar la subsistencia de Israel en tiempos de hambrunas. 

Tampoco fue nada improvisado que Jesús fuera traicionado y entregado a los romanos para acabar muriendo en la cruz del Calvario, porque precisamente a eso vino a nacer según todo lo indicado por los profetas y en los Salmos. 

Pero a veces pensamos que Dios necesita que le demos "una ayudita" para cumplir Su voluntad decretiva sobre la tierra, cuando lo cierto es que no nos necesita para nada, ya que Él es Todopoderoso. 

Por lo que la realidad es que Él nos permite servirle y hacernos partícipes de Su obra por amor a nosotros, a Sí mismo y para Su gloria y honra. 

En la historia de Israel han habido varios casos registrados en los que alguien pensó estar ayudando a Dios con sus aportes o a causa de su razonamiento humano. Aunque realmente lo que conseguían era, no el efecto contrario, porque a Dios no se le puede frustrar nada, sino añadirle una carga en consecuencia del error humano. 

Y en primer vistazo Bíblico nos puede venir a la mente Sara, quien habiendo escuchado de la promesa de Dios a Abraham sobre su descendencia, y ella siendo anciana y estéril, le pareció que la única forma de que esa promesa se cumpliera era dando su esclava a su marido para que tuviera un hijo con ella ( y de ahí la descendencia prometida). 

Pero Sara se equivocó, pues el niño que nació de su esclava no era quien Dios había prometido, sino un niño que le había de nacer a ella, el cual nació y se llamó Isaac. 

En consecuencia sucedió que del niño nacido de la esclava nacieron doce tribus, pero estas no acordes con la voluntad de Dios, sino que persistiendo el linaje hasta la fecha, perdura la enemistad entre ambos hijos, no poca, sino tan grave como hasta llevada a muerte por la parte Ismaelita. 

Pero no alterará en nada el plan de Dios, del cual se dió cumplimiento una parte y se dará en un poco de tiempo más, el cumplimiento total. 

En lo cumplido, Dios Padre entregó a Su Hijo quien, habiéndose despojado a Sí mismo de Su gloria, vino a nacer como hombre y a vivir como tal, pero sin pecado. 

Y en Su impecabilidad entregóse a muerte por manos romanas en la cruz del Calvario, muerte totalmente planificada desde la eternidad y en calidad de pago por el pecado del hombre. 

Luego de tres días sepultado, resucitó, anulando con ella a la acción de la muerte y abriéndonos el acceso al perdón y a la vida eterna. 

Después de cuarenta días con Sus discípulos y en Su cuerpo resucitado, ascendió a la diestra del Padre, en donde aguarda el momento en que ha de volver en culminación de Su plan eterno, en todo Su poder y Su gloria. 

Mientras tanto, y a los diez días de Su ascensión, nos fue dado el Espíritu Santo a morar en cada creyente, dándose el nacimiento de la iglesia, a quien Dios ha prometido preparar casa y llevarla con Él, haciéndola partícipe en coheredad con el Hijo, para Su gloria y honra eternas. 

Por veinte siglos y dos décadas más, está permaneciendo la iglesia por lumbrera de Cristo al mundo, y permanece mientras va creciendo en número y en la altura de la perfección de Cristo, hasta el día en que el Señor la lleve con Él. 

Y aunque la esperanza late cada vez con más fuerza en el corazón cristiano, el cada vez mayor nivel de maldad sobre la tierra y la incredulidad que impera en cada vez más conciencias embotadas por el egocentrismo, nos tienta a buscar fórmulas con las que dar "una ayudita" a Dios con esto de la exposición del Evangelio, apelando más que a las conciencias, al intelecto o a la distracción del hombre. 

Pero debemos recordar que Dios no depende del hombre para hacer cumplir Su plan sobre la tierra sino que, en Su inconmensurable amor y misericordia, ha permitido que seamos parte de esta obra milagrosa de la salvación, poniéndonos por lumbreras y voceros de Cristo. 

Como lumbreras y voceros, pues, limitémonos a tal, que es llevar la luz de Cristo y expandir Su evangelio, sin "ayuditas", recordando que la obra de convicción de pecado y de regeneración es exclusiva del Espíritu Santo. 

Hoy es día de descansar en el alivio de saber que Dios lo tiene ya todo dispuesto y que pronto todo se cumplirá. 

"estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;"
Filipenses 1:6





















ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: N...