viernes, 23 de septiembre de 2022

DIOS RESPONDE, 2 Crónicas 7:12

DIOS RESPONDE, 2 Crónicas 7:12

Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
2 Crónicas 7:12

[Dios oye todas nuestras oraciones y sus respuestas no tienen por qué ser instantáneas, afirmativas y directas.]

Leemos como Salomón recibió la respuesta en la intimidad de su noche, pasados los veintitrés días que estuvo celebrando el templo junto con el pueblo.

En esta ocasión se trató de una respuesta afirmativa a la petición que hizo el rey sobre el templo, durante la celebración.

"Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar. Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones."
2 Crónicas 6:20-21

Pero recibir respuesta de Dios no implica siempre una aprobación de lo solicitado en nuestras oraciones.

A veces pedimos mal, a veces Su respuesta requiere que se haga en el  tiempo perfecto y no cuando nosotros queremos, otras veces la respuesta no va a ser la que esperábamos, y otras tantas (en su mayoría) van a ser respondidas sin tan siquiera nosotros percatarnos de que nuestro Padre nos está respondiendo, por no prestarle la atención necesaria.

También tenemos quien espera encontrar una respuesta Divina por otro medio que no sea la oración directa a Él.

Por norma general, quien hace esto suele dar al intermediario mayor credibilidad que a Dios mismo, algo así podemos recordar de Saúl, el primer rey de Israel, que decidió acudir a una adivina para que ésta invocara a Samuel, ya muerto, porque no había recibido respuesta de Dios.

De Saúl conocemos su impulsividad y su soberbia. Ambas jugaron en su contra cuando no obtuvo respuesta de Dios en el momento en que él estimaba recibirla.

Bueno es recordar que el Espiritu de Dios ya lo había abandonado, a causa de su reiterada desobediencia y orgullo, justificándose, en lugar de arrepentirse, cada vez que éste era reprendido.

Así pues, como su motivación no era arrepentirse de nada, sino más bien pretendía que aún Dios le fuera a ayudar, recibió silencio como respuesta.

Silencio que para nada azotó a su conciencia, sino que todavía fue a consultar a los muertos.

Cabe decir que la nigromancia es una práctica ocultista. Totalmente prohibida a los hombres de Dios, cosa que nos delata muy claramente el lamentable estado en que se encontraba el corazón de Saúl.

Porque su corazón entenebrecido y alejado de Dios no siempre estuvo así, mas como resultado de no esperar ni escuchar Su consejo, fue endureciéndose cada vez más, hasta cauterizar su conciencia.

Su historia y su final nos sirve, cuanto menos de advertencia, para no actuar como él.

Dios oye todas las oraciones, pero sólo atiende a las que llegan a Él en contrición y corazón sincero, bajo la premisa Bíblica de que Dios atiende al humilde y mira de lejos al altivo.

Asimismo el rey David reconoce la especial atención de Dios para con él, verseando sobre cómo Él ha escuchado sus oraciones antes, incluso, de exhalarlas por su boca.

"Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda."
Salmos 139:1-4

Pero qué triste es cuando, en lugar de hacer como David y Salomón, en confiada  espera de la respuesta de Dios, nos dejamos llevar por esa impulsividad, más propia del rey Saúl, y decidimos actuar por nuestra cuenta.

Que, aunque parece un hecho aislado, como debiera de serlo en todo cristiano, lamentablemente suele suceder así.

Esta sociedad actual, bombardeada por la inmediatez y las prisas gracias a la virtualidad y otros grandes avances tecnológicos, obliga al riesgo de las resoluciones espontáneas sin tener en cuenta nada más que nuestro propio parecer.

Pero la vehemencia no ha de entrar dentro del carácter cristiano, por cuanto es incompatible con el fruto resultante del Espíritu Santo morando y guiando a cada creyente.

Más bien somos llamados a dejar que el amor de Dios evidencie el resto del fruto, el cual proporciona paciencia, mansedumbre y templanza en nosotros, por el Espíritu Santo.

Como un David confiado en Dios aconseja en este Salmo, hoy es día de tomar consejo, sabiendo que nuestro perfecto Padre celestial jamás se tarda ni se adelanta, Él siempre responde en el momento perfecto.

"Temblad, y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad."
Salmos 4:4

Y por si la impaciencia intenta minarnos la paz en Cristo, mientras esperamos en medio de la adversidad, vuélvase nuestro corazón al gozo entonando este verso:

"Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré."
Salmos 5:3





















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