viernes, 4 de noviembre de 2022

EL DOBLE EN CONTRA, 2 Crónicas 13:1-3

EL DOBLE EN CONTRA, 2 Crónicas 13:1-3 

A los dieciocho años del rey Jeroboam, reinó Abías sobre Judá. Y reinó tres años en Jerusalén . El nombre de su madre fue Micaías hija de Uriel de Gabaa. Y hubo guerra entre Abías y Jeroboam. Entonces Abías ordenó batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra valerosos y escogidos: y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
2 Crónicas 13:1-3 

En los tres primeros versículos del capítulo trece, el cronista nos presentará a Abías el sucesor de Roboam, quien fuera su hijo predilecto. También nos presenta a su madre, Maaca, aunque en la versión Reina Valera en este caso se la llama Micaías. 

Ya desde el inicio se muestra un escenario conflictivo entre Jeroboam y Abías, por lo que ambos se levantaron en guerra. 

Llama la atención el recuento de hombres con los que contó cada cual para la batalla. Y es que si Roboam tenía alistados a cuatrocientos mil, Jeroboam llamó al doble en su contra. 

El reino de Judá era notablemente menor en población y en extensión que el reino de Israel, aún así Jeroboam no escatimó ni en hombres ni en estrategias, por tal de llevarse la victoria asegurada. 

Durante el transcurso de la lectura en este capítulo iremos viendo el desarrollo y el desenlace de este conflicto. 

Mientras tanto usaremos el detalle de la diferencia numérica entre las tropas de uno y de otro, para extraer de aquí nuestra reflexión devocional. 

Si echamos la vista atrás recordaremos cómo Sisac de Egipto atacó el reino de Judá llegando incluso hasta la ciudad de Jerusalén. Pues este Sisac entró con tal cantidad de alistados militares y civiles como si aún fuera a atacar al mismísimo rey David y a una Israel unificada. 

Cabe recordar, también, que si Dios no hubiese querido, Egipto no habría podido tocar ni las inmediaciones. Pero contra este ataque la protección de Dios no intervino, por cuanto Roboam se había apartado de Dios en ese tiempo. 

Retrocediendo a la etapa de los Jueces encontramos el caso más llamativo de minoría numérica de hebreos contra madianitas. Y no es que fuera por falta de hombres, ya que el recuento inicial de los alistados de Gedeón era de un aproximado de treinta mil varones. 

Sino que Dios mandó hacerles pasar por un proceso de selección tal que de esos treinta mil quedaran solamente trescientos. 

El propósito de esta exigente tría era el de evidenciar la mano de Dios en la batalla y Su gloria en la victoria. 

"Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado."
Jueces 7:2 

El relato Bíblico veterotestamentario enfoca el mensaje desde la nación de Israel y lo acontecido en ella, tocante al propósito de Dios y a su desarrollo hasta el cumplimiento de la promesa. 

Es por eso que a veces asimilamos Israel como si fuera una nación muy extensa sobre la tierra, pero no es así. De hecho se puede entender que es un milagro que a dia de hoy aún se mantenga esta nación, con sus leyes, su lengua y sus costumbres de antaño, incluso después de haber sufrido varios exilios, dispersiones, persecuciones, matanzas y largas expulsiones de su tierra, por parte de otras naciones. 

Y es que el plan eterno de salvación y del reino de Dios implica directamente a esta nación, por cuanto fue Dios mismo el que la formó desde Abraham, y a través de la cual se expande la gracia de Dios a todo el mundo, por medio del Mesías, el Señor Jesucristo. Por tal motivo y por mucha fuerza que pueda ejercer el mundo entero en contra de Israel y de su capital, Jerusalén, jamás podrán derrotarla, así está escrito y así se cumplirá. 

Y de Israel nació el Mesías, Dios Hijo hecho carne y habitando entre los hombres. Que viniendo a morir como cordero pascual, clavó con su cuerpo todo el peso de nuestros pecados en la cruz del Calvario, aquel peso que nos condenaba a muerte, y él pagó. 

El "consumado es" confirmó la victoria sobre la acción del pecado y de la muerte para todo aquel que en Él cree y tiene por Señor y Salvador personal. Porque además, no solamente murió, sino que resucitó después de tres días sepultado y compartiendo con sus discípulos durante cuarenta días más, ascendió a los cielos y nos entregó al Espíritu Santo, sello y morada a todo nacido en Cristo. 

Se dio entonces el nacimiento de la iglesia y el propósito de Dios para con ella que la hace prevalecer sobre los tiempos en este mundo y hasta que el Señor lo permita, según el cumplimiento de la promesa de Su reinado sobre la tierra. 

Propósito que trata de la portavocía del evangelio de Jesucristo al mundo, para la salvación de las almas. 

Porque milagrosa es también la existencia y el crecimiento de la iglesia sobre la tierra, teniendo en cuenta que, desde sus inicios, no fue poca ni lo es, la fuerza que invierte el adversario en tratar de destruirla. 

Es más, se puede decir con seguridad que Dios usa todo este empeño del maligno para hacer crecer aún más Su iglesia. A la vista está, que la muerte de Esteban y la consiguiente persecución a la recién estrenada iglesia, no sólo no consiguió derrotarla, sino que por la dispersión de los creyentes el evangelio se esparció a más naciones, creciendo, instalándose y tomando fuerza entre los gentiles, conforme al crecimiento del conocimiento de Dios y conforme al carácter de Cristo. 

En la actualidad las herramientas más utilizadas, por tal de evitar que la iglesia cumpla con su objetivo, son las que atacan al estado anímico de sus miembros y entorpecen así su quehacer evangelístico al mundo y congregacional en el cuerpo de Cristo. 

Probablemente hemos caído no una, ni dos ni tres, sino varias veces más en tretas de este tipo que alteran nuestro ritmo y práctica de la fe cristiana. 

Hoy es día de tomar esta reflexión como referencia a nuestra necesidad de fortalecer nuestra fe para cuando la adversidad procure detener nuestro trabajo. Tomemos unos minutos por tal de identificar en nuestra vida todo aquello que nos afecta recurrentemente, y pidamos sabiduría y paciencia a Dios para aprender a sobrellevarlo con serenidad y firmeza. 

"¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Romanos 8:35-39






















No hay comentarios:

Publicar un comentario

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: N...