Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdoteque enseñara y sin ley; pero cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y le buscaron, él fue hallado de ellos. En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba, ni para el que salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras. Y una gente destruía a la otra, y una ciudad a otra ciudad: porque Dios los turbó con toda clase de calamidades. Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos; pues hay recompensa para vuestra obra.
2 Crónicas 15:3-7
Continuando la lectura en el segundo libro de Crónicas, por el capítulo quince, en su inicio vemos a Azarías profetizando a Judá y a Benjamín de parte de Dios.
Primeramente les recuerda el pacto de permanencia de la compañía y protección divina, el cual está condicionado a la obediencia del pueblo para con Dios, diciendo: "Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con Él."
Seguidamente el profeta hará uso de memoria para trasladarse a aquel tiempo en que cada cual hacía lo que le parecía, sin regirse por la ley de Dios, el cual por la lectura Bíblica podríamos entender que refiere a tiempos posteriores a Josué en que Dios mandaba jueces de tanto en cuando y por Su misericordia, en su rescate y para restaurar la relación entre Él y Su pueblo.
En algunas traducciones, este pasaje, en lugar de aparecer en pretérito se plantea como un porvenir, lo cual también es aceptable, ya que el hombre tiende siempre a hacer el mal y a caer en los errores del pasado.
Sea como fuere, Azarías les plantea un escenario de desgracias que acontecieron y acontecerán a causa de la rebeldía del hombre.
En lo que finalmente el profeta entona un "pero", que dilucidará la esperanza a Asa en su reino, como aliento e incentivo para la perseverancia en sus obras.
Después de que el pueblo de Dios fue rescatado de la esclavitud en Egipto y tras largos cuarenta años, Josué fue llamado a seguir los pasos de Moisés, en sucesión de él, para guiar a Israel hacia la tierra de la promesa.
De este relato recordamos un versículo clave el cual nos sirve como recurso para alentar y motivar a hermanos o a nosotros mismos en la práctica y en el perfeccionamiento de la fe.
"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."
Josué 1:9
Aunque incluye el requisito del esfuerzo y la valentía, este verso es precedido de otros, los cuales Josué deberá cumplir si es que quiere ver realizada en su vida esta promesa.
"Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien."
Josué 1:7-8
Dios demanda a Josué una obediencia y una permanencia fiel en Su ley y en Sus mandamientos, pero cada espacio en que insta este requisito lo concluye con afirmaciones muy alentadoras: "para que seas prosperado en cada cosa que emprendas", "porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" y " Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas".
Dios es Soberano, y en su voluntad inmutable se demuestra, así como Su inmutable e inconmensurable amor y misericordia, y se muestra constantemente cercano ante aquel que se arrepiente y busca seguir Su voluntad.
Bastaron los días en que se pensaba a Dios como en aquellos que desde el Olimpo enviaban rayos y truenos a los hombres y les atormentaban con acertijos indescifrables para llevarles a la muerte.
El verdadero Dios no tiene nada que ver con la tiranía, sino con la soberanía, por cuanto es el Creador de todo lo visible y lo invisible, y el dador de la vida.
Y no solamente da la vida natural, que es el respirar y que corra la sangre en las venas sino que, habiendo muerto el hombre espiritualmente hablando, a partir del pecado de Adán y así toda la humanidad por su simiente, aún Dios nos envía a Su Hijo, el cual es la vida misma, para que por Él seamos vivificados.
Dios es Soberano pero no es tirano. Nos ha creado libres de escoger entre la vida y la muerte, recayendo sobre nosotros la responsabilidad de nuestra condena si es que decidimos rechazar la gracia de Dios por medio del Hijo, el cual pagó por nosotros la deuda entregando Su vida en la cruz del Calvario.
Pero si por el contrario y en aceptación de la convicción de pecado, reconocemos a Jesús como Señor y Salvador personal con corazón arrepentido, Dios nos extiende Su gracia de una vez y para siempre, aplicando en nosotros la nueva vida en Cristo, la cual es eterna y justificándonos así delante de Él, por cuanto pagó con Su sangre por cada uno de nuestros pecados.
Y los que vivimos en Él, por Él y para Él vivimos, así como dice Pablo a los Romanos:
"Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos."
Romanos 14:8
Y en esta nueva vida tenemos también un nuevo propósito. Del mismo modo que antes andábamos en perdición y hacia el abismo, sin más oficio que el ser pecador y mayor beneficio que la muerte, ahora andamos en luz y hacia la vida eterna, destino asegurado en Cristo por el sello del Espíritu Santo, y puestos en el mundo como portavoces y lumbreras de Cristo, para testimonio de salvación en Él.
Como nuevamente dice Pablo, esta vez a los Efesios:
"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."
Efesios 2:10
No es que Dios obre directamente en las buenas obras que vayamos a hacer, sino que ha dispuesto buenas obras y las ha puesto a nuestro alcance para que nos ocupemos de ellas.
Y mismamente como advertía la palabra de Dios en boca de Azarías que Su pueblo pudiera desfallecer al no esforzarse en mantenerse en Él, las bofetadas de este mundo pueden desalentar al más maduro de la iglesia, si es que se encuentra en una etapa floja en su vida devocional.
Advertencia que Pablo da a los Efesios instándoles a tomar la salvación por yelmo y el Espíritu por espada, y llevándoles a perseverar en vigilia y ruego.
"Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;"
Efesios 6:17-18
Nuestra es la perseverancia aunque el sustento es en Cristo, como nuestra es la fe aunque la garantía es en el Espíritu Santo, que mora en todo creyente.
Hoy es día de escuchar la advertencia y aferrarnos a la esperanza, que tenemos en Cristo, de vida eterna.
Y si por si acaso tengamos la sensación de haber desfallecido antes de tiempo por no haber atentido a esta palabra, nos queda recordar el amor y las muchas misericordias de Dios para con nosotros, a todas horas. Recobraremos la esperanza cual David en sus salmos.
"Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra. Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos."
Salmos 138:7-8