viernes, 16 de diciembre de 2022

FATAL DESENLACE, 2 Crónicas 16:10-13

FATAL DESENLACE, 2 Crónicas 16:10-13

Entonces se enojó Asa contra el vidente, lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo. Mas he aquí, los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos. Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
2 Crónicas 16:10-13

Ultimamos los detalles de la vida y el reinado de Asa, que Dios ha permitido al cronista plasmar en este libro.

En su trono vimos ejemplaridad de obediencia y fidelidad a Dios por largos años. Pero lamentablemente llegó el momento en que al cronista le tocó anotar los postreros hechos de su reinado, que no tienen nada que ver con los primeros.

El colmo llega a su punto más álgido cuando, enviado Hanani a reprender a Asa su tamaño error al aliarse con el filisteo, el rey no sólo desoye la palabra, sino que aún reacciona violentamente echándolo a la cárcel.

Cabe decir que el encarcelamiento no suponía, como entendemos hoy, la mera retención de una persona en una celda en contra de su voluntad. Sino que aún al preso se le infligía tortura, en el sentido en que debía estar incómodamente atado en un madero de modo que no pudiera moverse.

En algunas traducciones al español, el enojo de Asa se expresa como enfurecimiento, indignación e irritación o ira.

Pero su soberbia reacción no quedó ahí, en lo que pudiera ser un mero arrebato humano, del cual nadie es libre de ser llevado por él en momentos de obcecación, y del cual uno se arrepiente.  Sino que aún se relata que también ejerció opresión sobre algunos del pueblo.

Continuando la lectura, tres años pasaron desde la alianza de Asa con el filisteo, tiempo más que suficiente para enmendar su error y volverse a Dios.

Lamentablemente el cronista relata que, habiendo enfermado gravemente de los pies, el rey no acudió a Dios, sino a los hombres.

Y es que Asa pareció llevarse el orgullo pegado a sus pies, aquellos pies que no acudieron a Dios en el peor momento de su vida, apresurándolos neciamente a la muerte.

Le aconteció que sus pies se apartaron de la ley y no quisieron volver después de ser amonestado. En consecuencia le sobrevino así como el proverbio advierte:

"La reconvención es molesta al que deja el camino; y el que aborrece la corrección morirá."
Proverbios 15:10

Leído ésto, es una lástima que tras su tan buen inicio y sus consiguientes años de consagración a Dios en su reinado, Asa acabara tan mal en sus últimos tres años de vida, y todo por no querer reconocer su error sino más bien mantenerse en él.

Este terrible acontecimiento acaecido a Asa en sus últimos años de reinado no aparecen en el relato del primer libro de los Reyes, sino tan sólo una breve mención a su enfermedad.

No obstante el cronista sí que fue inspirado a plasmarlo en este pasaje, por lo cual nos sirve como contraejemplo del buen proceder del hombre de Dios, además de recordarnos que ni el más fiel y confiado en Dios está libre de acabar tropezando sus pies al finalizar el trayecto de su vida sobre la tierra.

Y para que no nos ocurra como a él, será bueno preguntarnos: ¿Cómo pudo llegar a aliarse con su enemigo después de las victorias y la paz que gozó tras teinta y cinco años de su reinado, gracias a Dios? ¿Cómo es que reaccionó tan mal ante la reprensión del profeta? ¿A qué se debió esa hostilidad posterior contra algunos del pueblo? ¿Tuvo oportunidad de arrepentirse?

Primeramente Asa se debió acomodar en la paz de su reinado. Al no recibir amenazas de guerra por largo tiempo, debió descuidar su necesidad de acudir a Dios en el resto de la cotidianidad en sus asuntos reales.

Esto puede acontecerle a alguien que ha alcanzado, como él, una estabilidad que lo hace sentir fuerte, autosuficiente y seguro de sí mismo.

En prevención, nosotros nos asiremos del aviso de Pablo:

"Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga."
1 Corintios 10:12

En cuanto a su reacción contra Hanani, podemos ver un claro rechazo hacia la confrontación, por cuanto no quería arrepentirse.

Esto acontece muy a menudo durante la exposición del evangelio, que provoca el rechazo de muchos. No porque el evangelio sea digno de rechazar, sino porque sus conciencias se ven golpeadas y se resisten al arrepentimiento.

"Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas."
Juan 3:20

También esto puede acontecer al creyente, que sabiendo que ha obrado mal, rechace la amonestación para que su obra no sea expuesta.

En contraposición a ésto, deberíamos buscar precisamente el rechazo de todo lo malo que puede haber en nuestra vida. Porque no somos libres de caer así como de cometer errores a lo largo de un sólo día, deberíamos empaparnos de la disposición de David por mostrarse íntegro delante de Dios, de manera que antes de recibir amonestación alguna, podamos clamar a Dios tal como él dijo:

"Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón."
Salmos 26:2

Tocante a la opresión que ejerció luego a algunos del pueblo, como si le hubiera sabido a poco encarcelar al profeta, sólo podemos observar el resultado del rencor y del resentimiento de quien hace de un enfado momentáneo un estado permanente en su corazón.

Por aquí corremos peligro muchos, por no decir todos, que venciéndonos por el estrés diario o cualquier otro motivo que nos provoque irritación, no lo resolvamos lo antes posible, sino que, alargando la molestia, influya en nuestro entorno y al resto de áreas en nuestro diario vivir.

Dos advertencias nos servirán en este caso:

"Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo."

"Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;"
(Efesios 4:26-27 y Hebreos 12:15)

Finalmente vimos que Asa tuvo tres años para arrepentirse y clamar a Dios, al contrario se mantuvo en su pecado. Quizá por orgullo, pero también pudiera ser que aquel acto público de encarcelar a Hanani y de castigar con dureza a sus defensores le provocara tal vergüenza que no se sintiera digno de acudir a Dios, fatal error por su parte, acudiendo finalmente a los mortales.

Hoy es día de meditar en el estado de nuestro corazón, de modo que no haya un pecado que nos esté estorbando en el mantenimiento de nuestra relación con Dios o nos haga sentir indignos de acudir a Él, por no haber querido arrepentirnos en su día.

Si es el caso, Dios es grande en misericordia y jamás rechaza un corazón arrepentido, ¿pudimos arrepentirnos antes de causar menos dolor del que causamos? Probablemente sí, pero nunca es tarde para acudir a nuestro Padre celestial.

"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."
Hebreos 4:15-16
























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