Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de David su padre, y no buscó a los baales; Sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel.
2 Crónicas 17:3-4
Alcanzamos el capítulo 17 del segundo libro de Crónicas donde se nos presenta a Josafat, el hijo y sucesor de Asa.
Sobre él podemos saber, a través de la lectura en el primer libro de los Reyes, que comenzó a reinar a los treinta y cinco años y su reinado duró veinticinco.
Se habla de él que siguió el buen ejemplo de su padre Asa, en cuanto a rectitud y bondad delante de Dios, y que hizo paz con el rey de Israel, además de expulsar a los sodomitas del territorio de Judá.
En el caso de la lectura en crónicas hay datos que no se muestran o se nombran más adelante, enfatizando más sobre el fortalecimiento del reino durante el trono de Josafat y el favor de Dios para con él, en consecuencia de su buen hacer delante de Dios.
Y es que se dice de él que siguió los primeros pasos de David, los buenos, los anteriores a los pecados que recayeron en fatal consecuencia para con su familia por el resto de su vida.
Además dícese que no buscó a los baales, y con baales no entendemos sólo a los dioses hechos por manos de hombres, sino a los mismos hombres, si éstos son tomados en mayor consideración que Dios. Algo así como hizo Asa al enfermar de los pies, que acudió a los médicos pero no a su Creador.
Y otro punto de contraste para con su padre, a pesar de seguir su ejemplo, es nombrado cuando se recalca que Josafat anduvo en los mandamientos de Dios y no según las obras de Israel.
Porque en este punto es donde cayó Asa que, fijándose en los hechos de Israel, acabó haciendo lo mismo que éste, que fue aliarse con su enemigo en lugar de sostenerse en la ley de Dios y en sus mandamientos.
Y leemos, en el inicio del pasaje a reflexionar, la consecuencia de haber tomado el buen ejemplo de sus padres: Jehová estuvo con él.
Estamos en fechas en que se celebra mundialmente la Navidad. Es una festividad que conmemora el nacimiento de Jesús y en alusión a los presentes que le dieron los magos de oriente, los padres hacen regalos a sus hijos haciéndoles creer que estos magos son tres y que aún existen hoy día, y que tienen la capacidad mágica de trasladarse a todo lugar a tiempo de entregar todos los regalos a todos los niños del mundo mientras éstos duermen. Cosa que la calidad y cantidad de regalos, dicen sus padres, depende de cómo se han comportado durante el año, ya que estos magos pueden también verlo todo, por lo que conocen cuándo el niño se porta bien o mal.
Pero el verdadero sentido navideño no reside en regalos, ni en fiestas pomposas, ni en atracones a dulces, comilonas o bebidas alcohólicas.
Navidad, derivada de la palabra Natividad, significa "nacimiento" y sólo puede tener sentido en Cristo, que siendo Dios, se manifestó en carne, naciendo humildemente como un bebé que no tenía más lugar donde acostarse que un pesebre, que por definición es un recipiente donde se le echa de comer a los animales.
Y en ese recipiente, entre pañales, un bebé, Dios con nosotros, Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, el Redentor prometido desde que Adán fuera expulsado de Edén tras su pecado.
Dios se hizo hombre para cumplir con Su promesa de redención, consumada en la cruz del Calvario.
Con esta consumación,Jesús nos abrió el acceso a la vida eterna, por medio de la fe en Él. De modo que a todo aquel que en Él cree, en reconocimiento de sus pecados y en aceptación a Él como Señor y Salvador personal, le es quitada la condena a muerte que pesaba sobre él por las deudas de sus pecados (Dios pagó en su carne por esos pecados en la cruz, para librarnos de ellos en toda justicia), y le es dada la nueva vida en Él, para justificación en Cristo delante del Padre.
Pero no nació el Señor y creció de repente para ir a muerte y "ya está", aunque tras Su muerte vino Su resurrección, y después vendrá Su vuelta. Sino que siendo Dios Hombre se sujetó como todo hombre a las leyes naturales que afectan en el ámbito humano, como el tiempo, el crecimiento físico e intelectual y la madurez en Su capacitación para llevar a cabo Su ministerio.
Y con toda esta sujección en lo humanamente hablando y en Su obediencia a la voluntad del Padre se presenta a nosotros como el ejemplo a seguir, el modelo, el excelente paradigma para todo hombre.
Porque Él es Dios, se cumple en Él lo que dice el autor de la epístola a los Hebreos:
"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado."
Hebreos 4:15
Totalmente impecable, el único modelo que podemos seguir a pies juntillas, estando ciertos que imitándole a Él no hay nada malo que podamos cometer.
Claro, nosotros no somos Dios, de modo que, aunque el Espíritu Santo mora en cada creyente y lo va encaminando al carácter de Cristo mediante Su palabra y la aplicación de ella en su vida, podemos ir cometiendo fallos y sucederán mientras ocupamos este cuerpo terrenal, corruptible y perecedero.
Lo que se nos hace necesario mirar a Él, recordando que dijo "aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón", asimismo como asevera Pablo en la mimetización de Su carácter:
"Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo."
1 Corintios 11:1
Porque hay que reconocer que, por ser el summum de la perfección, se nos complica muchas veces imitar directamente a Cristo, no porque no se pueda, ya que debemos hacerlo, sino por nuestra debilidad que nos limita.
Y por ello es bueno asirse de hermanos fieles que van mostrando Su carácter, de manera que se hace más fácilmente asimilable en su práctica.
Pongamos que nos va a ser más accesible imitar a Pablo que al Señor. Imitando pues a Pablo en lo que él imita al Señor, ya estamos adquiriendo el ejemplo de Cristo.
Pero, ¡cuán difícil se nos hace, a veces, en la cotidianidad de nuestro día a día en este mundo contaminado de pecado, y más en medio de las adversidades!
Otra dificultad añadida es la pluralidad de carácteres dentro de la unidad eclesial, por cuanto cada uno tenemos nuestra propia personalidad y formas de entender la vida en Cristo, dentro de la fe en Él y conforme a la idiosincrasia personal.
Consejo escribió Pablo a los hermanos de Filipos, para que en esta diversidad no se vieran tentados a mirar los defectos de cada cual, sino que en lo bueno se fueran edificando.
"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros."
Filipenses 4:8-9
Hoy es día de meditar sobre a quién tenemos como ejemplo de vida, si a un hermano, si a nuestros padres... si al ideal que es Cristo...
Y si por si acaso sintamos dificultad por seguir en la rectitud de aquellos primeros caminos de David, tal como se dice que siguió Josafat, aferrémonos a estas palabras, recordando que no es por nosotros sino por el Espíritu Santo que nos encamina:
"Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud."
Salmos 143:10
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